La sexualidad humana, hunde sus
raíces en el fondo vital, en la
dimensión corpórea del hombre. Nada
extraño, entonces si volvemos a
reflexionar sobre el cuerpo y su
significado humano.
Hoy la antropología nos ha hecho comprender que somos una
unidad sicosomática, que no “tenemos” cuerpo, como quien tiene
pantalones o polleras, sino que “somos” cuerpo: que nuestro yo es
un “yo corporizado”, que en nosotros la materia está penetrada de
subjetividad. El cuerpo es subjetividad, de tal manera que la
corporeidad participa de la dignidad del yo personal.
El CUERPO es el lugar de
mi expresión y el punto
de partida de mi
comunicación con el
mundo y con los demás
SIGNIFICADOS HUMANOS DE LA SEXUALIDAD
Eso que se llama “hombre” no existe –dice Julián Marías- “la entidad hombre se realiza en la polaridad
complementaria del varón y la mujer”.
La sexualidad es otra de las coordenadas del ser y del quehacer de la persona, demasiado olvidad por
la filosofía aun reciente. Sin embargo, a la luz de las antropologías que insisten sobre la centralidad de
la dimensión interpersonal y corpórea del hombre, adquiere gran importancia el significado humano de
la sexualidad. Interesa lo que tiene de específicamente humano.
Una reflexión sobre la sexualidad sólo puede elaborar a partir de una concepción integral de la
persona. A la luz de ese criterio nos preguntaremos: ¿Qué representa la sexualidad dentro del conjunto
de la persona humana? La respuesta que esbozaremos es una pista de estudio más que un sistema
acabado. Para plantear bien el problema, comenzaremos analizando brevemente el hecho de la
bisexualidad.
El problema de la sexualidad
La distinción varón – mujer
La esfera biológica La dimensión
sexual afecta en primer lugar la esfera
biológica. Pero va más allá de la
mera genitalidad: no se ciñe a los
órganos genitales y a todo lo que está
vinculado a la generación. La
inmensa mayoría de las células del
cuerpo son sexuales: se distinguen
por el cromosoma sexual o
“gonosoma” (XX para la mujer y XY
para el varón), accesibles al
microscopio electrónico. El varón es
macho todo él y la mujer es hembra
todo ella, en su misma constitución
bioquímica.
El aspecto psicológico La distinción
fisiológica implica también una
distinción en la manera de ser y de
actuar del varón y de la mujer, una
distinción sicológica o, por lo menos,
un matiz, una tendencia diferencial. En
la actitud existen de hecho marcadas
diferencias sicológicas. Pero no es
fácil precisar si una determinada
diferencia sicológica proviene de la
naturaleza y su legitimidad.
Los sexos son
complementarios,
no son iguales.
Diversas interpretaciones de la sexualidad
Interpretación cientista,
materialista y agnóstica Para
esta interpretación no existe lo
que escapa a un estudio
puramente científico-positivo;
por lo tanto “pierden significado
y valor los aspectos
propiamente humanos de la
sexualidad, como los aspectos
sicológicos, afectivos, sociales
y espirituales”. Sólo interesan
los mecanismos
anatómico-fisiológicos del sexo
(lo genital) y un uso higiénico de
la función sexual.
“El sexo se vive en
función del sentido que
consciente o
inconscientemente uno
quiere dar a su persona”
Pautas para una solución al problema
El amor es un hecho
que se da entre
persona.
Pero, ¿qué ocurre? Que cada persona es una
conciencia encarnada y nada corpóreo es ajeno
a su condición existencial. Pues bien, lo
primero que salta a la vista en el elemento
corpóreo es la distinción varón-mujer; y nadie
puede negar que esta estructura nos
condiciona. Somos seres personales, sí, pero
profundamente condicionados por nuestro sexo.
La sexualidad lo invade todo: marca la
sicología, colorea las relaciones humanas,
informa, impregna y configura nuestra
personalidad. No hay un solo aspecto del
hombre que escape a la impronta de la
sexualidad.
Dimensión personalizante
El diálogo entre los sexos está
orientado hacia personalización.
La sexualidad tiene una función
primaria de crecimiento
personal, porque nos lleva al
descubrimiento del otro, al
descubrimiento y la integración
de los valores del otro, y es una
experiencia de comunión
interpersonal. Esta es su razón
de ser y este es su destino.
Los valores de uno y otro sexo son
esencialmente complementarios,
socialmente integrables, y mutuamente
enriquecedores.
La sexualidad como factor de socialización
La relación sexual plena tiene que ver con la
comunidad humana, con las estructuras sociales
en las que se inserta la pareja y de las cuales se
beneficia. El bien de la sociedad se apoya sobre
la base de la familia, con la cual nace un nuevo
sujeto de derechos y deberes. Los hijos, por otra
parte, entran también en el horizonte de la pareja
y su
La familia se
construye
abriéndose
Si el sexo es DUALIDAD (macho
y hembra), El amor es TRINIDAD
(Hombre, Mujer y Dios).
La Virginidad
El “celibato por el
Reino” es un
carisma, un don de
Dios, antes que
proyecto humano, y
sólo puede vivirse
en un clima de fe.
El celibato es
signo y
esperanza de
otra plenitud
ETICA Y SEXUALIDAD ¿SE
PUEDEN COMPAGINAR?
“Yo soy auténtico, yo soy sincero;
yo soy así; yo pienso así y obro de
acuerdo con lo que pienso”.
Hay muchas personas
sinceras, pero están
“sinceramente equivocadas”
La sexualidad es una cosa
buena Pero el hombre
puede usar mal las cosas
buenas…
El Sexo es un lenguaje,
una forma privilegiada
de expresar el amor
través del cuerpo
Mi alma puede ser
vista en mis ojos,
puede ser oída en mi
voz.
LA SEXUALIDAD VA MÁS
ALLÁ DE UNA RELACIÓN
INTIMISTA “YO-TÚ” SE MUEVE
EN UN HORIZONTE SOCIAL.
La sexualidad plena
tiene que vivirse en
situación conyugal.
El peligro número uno de la
“revolución sexual” Es la ruptura de la
relación entre sexualidad, amor y
matrimonio Se está pasando del
“matrimonio institución” Al “matrimonio
asociación”
LA SEXUALIDAD ES
AMBIGUA, PARA SER
HUMANIZANTE DEBE
EXCLUIR TODA
FORMA DE
LIBERTINAJE.
La sexualidad es una cosa
buena, pero el hombre puede
usar mal las cosas buenas. El
cuchillo, que sirve para
compartir el pan de la mistad,
puede convertirse en el puñal
del asesino.
No se debe
confundir
sexo con amor
Hay una expresión ya consagrada
por el uso: “Hagamos el amor”..., y
se refiere al acto sexual. El amor o
existe o no existe, no se puede
“hacer” con el coito. El sexo no
origina amor: es mediador,
expresión del amor, requiere amor,
pero en sí no es amor. El amor es
mucho más amplio. ¿Qué es? Es
más fácil sentirlo que definirlo.
Digamos que, en los casados, es la
comunión integral de dos personas,
una relación de integración plena,
física, psicológica y espiritual.
El amor es algo más
que un sentimiento
Es un sentimiento, sí en
sintonía que no tiene
explicación, algo
imprevisible, juguetón, que
pone en marcha la
emotividad y provoca el
enamoramiento. En él entran
en juego los valores de
atracción del otro o de la
otra; la belleza, la riqueza
afectiva, la inteligencia,
éstos a veces ejercen una
fascinación irresistible
El sexo dice: “Me gusta usted
por tener ese cuerpo”. El eros
es más amplio: “Usted me gusta
por ser así”. Y el ágape va más
lejos: “Usted me gusta por ser
usted”
El matrimonio no es ni un
cielo ni un infierno: es un
estado para gente
afectivamente madura.