Es la capacidad que tenemos para gestionar,
comprender o manejar nuestras propias emociones.
No solo ayuda a mejorar nuestra calidad de vida, sino a desarrollar y a tener mejores relaciones con los
demás, más respetuosos y comprensivos.
Nuestra calidad de vida es directamente proporcional a
la calidad de nuestro estado mental, por ese motivo es
tan importante.
Howard Gardner: "nuestra mente no se compone de una sola habilidad llamada
inteligencia, sino de muchas que trabajan de forma conjunta. ¿Qué había sucedido hasta
entonces? Que habían sido ignoradas".
Goleman: "Parte de nuestra inteligencia emocional (o su capacidad) se
encuentra en nuestra propia epigenética".
Se pueden activar y desactivar, dependiendo del entorno
emocional y social en el que nos desarrollemos.
Claves para desarrollar la inteligencia emocional
Autoconciencia: Darnos cuenta o
saber reconocer nuestras
emociones y no dejarnos llevar por
ellas. Fortaleza mental.
Consciencia: aprender a ser
más conscientes de lo que
está sucediendo en nuestro
interior y aceptar el poder de
nuestra vulnerabilidad.
Autoanálisis: aprender a evaluar
nuestras emociones y ser capaces
de identificarlas; observar dónde
está nuestro enfoque o hacia
dónde estamos dirigiendo nuestra
atención.
Autocontrol: la capacidad
para no reaccionar y saber
medir tu paciencia.
Empatía: Necesaria para reconocer los
sentimientos de los demás, eliminar la
indiferencia y aumentar nuestro nivel de
comprensión.
Automotivación: aprender a dirigir
nuestra atención hacia lo que sí
deseamos, hacia metas y objetivos a
los que aspiramos
Nos ayuda a controlar mejor nuestros estados
de ánimo, a salir más rápidamente de
espirales destructivas, a mejorar nuestra
relación con nosotros mismos y, por tanto, con
los demás.