Comienza nuestra historia
con un viajero que conoce a
un desconocido, que resulta
ser un hábil calculador.
Nuestros dos amigos emprenden un
viaje en el que se encuentran con
diferentes personas, unas de ellas
unos hermanos que son ayudados
por el calculador.
Más tarde conocen a un jeque, el cual es salvado
por los dos amigos y ayudado por el hombre que
calculaba. Gracias a esto, el jeque les ayuda y hace
que conozcan a un visir. Este le ofrece un trabajo al
hombre que calculaba como su asistente personal.
El hombre que calculaba se empieza
tener mucha fama a lo largo de la ciudad
y más allá. Ayuda a la gente con sus
diferentes problemas matemáticos y de
cuentas. Es cuestionado y por lo tanto
recibe múltiples pruebas.
Se ve encomendado en la tarea
de enseñar a la hija del jeque.
Igualmente hay un tiempo donde
encontramos distintos relatos,
uno de ellos el de la historia del
ajedrez, contado por el hombre
que calculaba.
Gracias a la fama que Beremiz ganó por sus
proezas, este fue llamado por el sultán y
gracias a resolver el problema de la perla
más ligera, se le fueron otorgadas múltiples
riquezas. Beremiz no aceptó, pero para darle
gusto al sultán, le dijo que en lugar de las
múltiples riquezas aceptaría la mano de la
hija del jeque. El sultán acepto sólo si
resolvía otro reto. No tuvo problema alguno
y por lo tanto ganó la mano de Telassim.
Más tarde se nos cuenta que
vivieron felices y que eran
visitados frecuentemente por el
amigo del hombre que calculaba.