La adolescencia es el proceso mediante el cual el niño alcanza la madurez sexual y
se convierte en un adulto. Se inicia con la pubertad, esto es, con los cambios
físicos y el desarrollo de las características sexuales secundarias.
Adolescencia temprana (11-13 años) Se caracteriza porque comienza a
experimentar cambios físicos a una gran velocidad. Aparecen los caracteres
sexuales secundarios. Los cambios psicológicos y sociales no tienen un gran
desarrollo durante esta fase, sino que son consecuencias o se derivan de los
cambios físicos.
Adolescencia media (14-17 años) Ya ha finalizado casi por completo su maduración
sexual: y ha adquirido el 95 por ciento de su estatura. Durante estos años desarrolla el pensamiento
abstracto y la capacidad de percibir las implicaciones futuras, aunque en circunstancias conflictivas,
como etapas de estrés.
Adolescencia tardía (17-21 años) El desarrollo físico y sexual ha terminado. Ya es
físicamente adulto y sus órganos sexuales están plenamente capacitados para la reproducción. El
pensamiento abstracto también se ha desarrollado en su totalidad y el joven puede pensar en
abstracto sin dificultad y percibe perfectamente las implicaciones futuras de sus actos.
A partir de este momento, el adolescente comienza a enfrentarse a las exigencias del mundo adulto,
las necesidades de atención y de pertenencia a un grupo pierden importancia en pro del fomento de
las relaciones individuales.