La cuestión no es que nos formemos como profesionales, sino además educarnos como buenos ciudadanos que sabemos utilizar las técnicas para ponerlas al servicio de buenos términos, responsables y alcanzar lo mejor.
Para abaratar costes en dinero y
sufrimiento en todo aquello que depende
de nosotros, e invertirlo en lo que vale la
pena, priorizar
Para intentar forjarse un buen carácter,
que aumenta la probabilidad de ser felices
y justos, al ayudar a estimar los mejores
valores y optar por ellos
Para recordar que los seres humanos necesitamos ser
cuidados para sobrevivir y que estamos hechos para
cuidar de los cercanos, pero también para recordar que
tenemos la capacidad de llegar hasta los lejanos, creando
vecindarios nuevos. Para eso hace falta no solo poder,
sino también querer hacerlo
Para aprender a apostar por una vida feliz, por
una vida buena, que integra como un
sobrentendido las exigencias de la justicia y
abre el camino a la esperanza