Cuando hablamos de lo feo nos referimos a lo contrario de lo bello, no como feo igual a...., sino como negación de lo bello, como oposición lo bello y su negación.
El arte ha estado presente siempre que el hombre ha querido manifestar a los otros sus necesidades,
sus sentimientos, sus creencias, sus convicciones. Es así como aparecen, desde la prehistoria hasta hoy,
pintura, escultura, arquitectura, música, danza, reflexiones, dando cuenta de los distintos momentos
culturales atravesados por el ser humano y de las diversas valoraciones que él ha hecho de sí mismo y
de Dios. Las vanguardias del siglo XX no escapan a esta constante y se detecta en ellas “un concepto del
hombre que no concuerda con la tradición humanística del arte europeo (especialmente el
mediterráneo) de los siglos anteriores”1 , proponiendo la provocación como el leit motiv de su
producción y alejándose del problema de la belleza considerada desde una concepción clásica.
LO BELLO ???
LO FEO ???
“Nuestro explorador del futuro ya no podrá distinguir el ideal
estético difundido por los medios de comunicación del siglo XX en
adelante. Deberá rendirse a la orgía de la tolerancia, al sincretismo
total, al absoluto e imparable politeísmo de la belleza"