La técnica de costos estándar tuvo su origen
a principios del siglo XX, con motivo de la
doctrina llamada Taylorismo; o sea, el
desplazamiento del esfuerzo humano por la
máquina.
Sirve de instrumento de medición de
la eficiencia, porque su
determinación está basada
precisamente en la eficiencia del
trabajo en la entidad económica.
Para la utilización de los costos estándar se pueden
presentar dos situaciones:
1.- Considera a la empresa en su eficiencia
máxima, que es cuando no se calculan perdidas de
tiempo y se acepta el rendimiento clímax de la
maquinaria, situación utópica, pero con
proyección de superación.
2.- Se consideran ciertos casos de pérdida
de tiempo tanto en el aprovechamiento
del esfuerzo humano, como de la
capacidad productiva de la maquinaria,
promedios dictados por la experiencia y
por los estudios, que sobre el particular
hayan hecho los técnicos en la materia
(ingenieros industriales).
Indica lo que debe costar un artículo, con base en la
eficiencia del trabajo normal de una empresa, por lo que al
comparar el costo histórico con el estándar, de donde
resultan desviaciones que indican las deficiencias o
superaciones perfectamente definidas y analizadas.
En el caso de los costos estimados a la diferencia entre estos y
los históricos, se le dio un nombre genérico, variación, por no ser
muy exacta la técnica, y ajustarse al Costo Histórico
La diferencia entre el Costo Estándar y el Real,
se le nombrará desviación.
Se clasifican en dos grupos:
Costos estándar circulantes o ideales
Son aquellos que representan metas por alcanzar, en condiciones
normales de la producción, sobre bases de eficiencia; es decir
representan patrones que sirven de comparación para analizar y
corregir los Costos Históricos
Costos estándar básicos o fijos
Representan medidas fijas que sólo sirven como índice de
comparación y no necesariamente deben ser cambiados, aun
cuando las condiciones del mercado no han prevalecido.