Se entiende por laringitis aguda aquel proceso infeccioso catarral de la mucosa laríngea que puede
cursar de modo aislado o, por el contrario, puede ser parte de las manifestaciones propias de un
catarro común que afecte al resto de las vías respiratorias superiores.
Clasificación etiológica
Su etiología suele ser infecciosa (de
predominio viral). En adultos puede producir
más disfonía y en niños más disnea con
estridor.
bacterianas: existen las específicas
producidas por estreptococcus
hemolytico, H. influenzae y S.
aureus; las específicas son poco
frecuentes y la de mayor interés es
el bacilo de la tuberculosis.
Víricas: los virus implicados con
mayor frecuencia son el virus
de la parainfluenza y la
influenza.
Sintomatología
La sintomatología
referida suele
desaparecer de modo
espontáneo y
progresivo en lisis,
transcurridos 8-10 días.
Los síntomas locales más llamativos son la
disfonía, con sensación de sequedad
laríngea, parestesias y prurito laríngeo, que
es bastante más acusado por las noches
debido al predominio vagal.
Este prurito produce tos
irritativa que, en un primer
período, es seca, no
productiva, para
posteriormente convertirse en
productiva de esputos
blanquecinos. Odinofagia de
intensidad variable, debida a
la inflamación del vestíbulo
laríngeo.
La sintomatología general en la
fase vírica catarral suele ser
discreta, en forma de malestar
general, mialgias y artralgias
generalizadas; ocasionalmente,
puede haber febrícula de corta
duración.
Tratamiento
Generalmente, son pacientes que se atienden
como urgencia. El primer síntoma que se debe
valorar para pautar el tratamiento es la
capacidad respiratoria del niño (o del adulto).
Es adecuado, en primera instancia,
suministrar un ambiente húmedo y
templado con oxigenoterapia. Se debe
solicitar una evaluación de la
concentración de gases en sangre
El tratamiento farmacológico se
dirige al alivio de la
sintomatología, y a la actuación
contra el agente etiológico
cuando éste es sensible a
fármacos
Para el primer objetivo, se utilizan
analgésicos convencionales,
antitusígenos codeínicos, y la
instalación de una atmósfera
húmeda y templada, en la medida
de lo posible.
Fármacos antimicrobianos, en
caso de bacterias, serán:
amoxicilina, cefalosporinas o
macrólidos.
CRÓNICA
Existe, en mayor o menor medida, una
inflamación crónica submucosa y una hiperplasia
epitelial. Algunos de estos procesos presentan
además queratosis y displasias celulares.
Etiopatogenia
Las laringitis crónicas se producen por
acción de factores etiológicos que pueden
actuar como único factor o, como ocurre
con frecuencia, actuar de modo asociado.
Los principales factores etiopatogénicos son:
1. El hábito tabáquico. Es el más
importante de todos. El tabaco lesiona la
laringe por medio de tres mecanismos:
por la acción de los hidrocarburos,
verdaderos agentes carcinógenos; por el
efecto térmico, y por el efecto químico
debido al pH del humo.
2. El alcohol es otro de los agentes
que, en mayor medida, contribuyen a
la aparición de una laringitis crónica.
Su acción tiene mucho más efecto
sobre la supraglotis que sobre la glotis
y la subglotis.
3. El hábito fonatorio es factor causal,
tanto desde el punto de vista de
alteraciones cualitativas como
cuantitativas de la voz. Este aspecto
vincula la aparición de algunas
formas de laringitis crónicas con
determinadas profesiones.
Formas clínicas más frecuentes
En niños
Laringitis supraglótica
Es la más grave. 85% de los
casos estaban producidos por
H. influenzae tipo B (disminuyó
con vacunación. Actualmente
aumentan en proporción otros
microorganismos como
Streptococcus y Staphylococcus
aureus
Afecta a niños entre 2 y 6 años, que
presentan bruscamente un cuadro de
fiebre, malestar general, disnea con
estridor respiratorio que empeora en
decúbito supino, odinofagia y
alteración de la resonancia de la voz.
Si se sospecha se debe hacer radiografía
simple con proyección de perfil. Se debe
asegurar la vía aérea, y estar preparados
para intubación orotraqueal o
traqueotomía. Ante la sospecha
diagnóstica el paciente debe recibir tto
con antibiótico (ceftria) y corticoides IV.
Laringitis glotosubglótica o crup
La más frecuente, responsable
del 80% de los episodios de
disnea en niños mayores de 1
año. De etiología vírica
(parainfluenza, influenza A y B).
Afecta a menores de edad, tiene un
comienzo progresivo tras un catarro
banal, con estridor de predominio
inspiratorio en tono grave, tos y disnea,
y leve disfonía.
Se puede realizar radiografía
simple anteroposterior
cervical en la inspiración,
donde se ve un afilamiento de
la columna de aire en forma
de punta de lápiz.
El tratamiento se
realiza con adrenalina
racémica en aerosol,
corticoides, profilaxis
antibiótica
(amoxicilina+ácido
clavulánico), si dura
más de 48 hr. No suele
precisar intubación.
Laringitis estridulosa o
espasmódica, o pseudocrup
Tras una infección respiratoria banal,
hay un comienzo brusco típicamente
durante el sueño, de estridor
inspiratorio pero sin disnea manifiesta,
afebril y buen estado general. Lo más
importante es el diagnóstico
diferencial.
Laringitis diftéricas o crup
verdadero
Poco frecuente, producida por
corynebacterium diphteriae. Aparece
disfonía con tos perruna y disnea con
estridor.
En la exploración se suele
acompañar de una
amigdalitis, membranas
fibrinosas que sangran al
retirarlas. La evolución se
produce por una afectación
sistémica mediada por la
toxina diftérica.
El tratamiento consiste en
humedad, penicilina y
antitoxina.
En adultos
Laringitis catarral
Suele ser vírica (rinovirus,
parainfluenza, influenza,
adenovirus). Cursa con disfonía y
tos seca irritativa, y en ocasiones
con dolor.
En la exploración se aprecia la
laringe roja, edematosa y con
secreciones.
El tratamiento consiste en
reposo vocal, evitar
irritantes, humidificación,
expectorantes y
antiinflamatorios.
Epiglotitis del adulto
Se diferencia de las infantiles en que se puede
explorar la laringe para confirmar el
diagnóstico por medio de laringoscopia
indirecta o fibrolaringoscopia. El manejo es
similar al realizado en niños.