Este es el período más
antiguo, como dato curioso
se cree que este tipo de
evaluación data
aproximadamente del año
2000 a.C. Algunos autores
sugieren que se inició a
finales del siglo19 y que aún
sigue vigente. Su medición se
realiza mediante tests o
pruebas, a este período se ha
denominado “primera
generación: de la medición”.
Descriptiva: el
período
tyleriano
Surge en los años treinta con Ralph
Tyler presenta que una renovada
visión del currículo y la evaluación.
Para Tyler, la evaluación determina en
que medida han sido alcanzados los
objetivos y para ello, sugiere realizar
comparaciones entre los resultados y
los objetivos propuestos en un
programa de estudios. De acuerdo con
la clasificación de Guba y Lincoln
(1989), se le llama “segunda
generación: descriptiva”.
Juicio: los períodos
de la inocencia y el
realismo
Inocencia
A finales de la década de los
cuarenta y durante los primeros
años de la década de los cincuenta,
en los Estados Unidos se hace
evidente una expansión de las
ofertas educacionales y, por
consiguiente se incrementa la
práctica de la evaluación del
personal docente y de la evaluación
educacional.
Realismo
En los años 60, en los Estados
Unidos, la evaluación se comienza a
profesionalizar, Crombach
recomienda que se reconceptualice
la evaluación "como un proceso
consistente en recoger y formalizar
información que pueda ayudar a
quienes elaboran los currículos". En
la clasificación de Guba y Lincoln
(1989), este periodo aparece
después de 1957 y se le denomina
“tercera generación: de juicio”.
Constructivista: los
períodos del
profesionalismo y
autoevaluación.
Profesionalismo
A partir de la década del 70, la
evaluación empieza a tomar auge
como una profesión que relaciona la
evaluación con la investigación y el
control.
Autoevaluación
Debido al crecimiento de la educación
superior, se parte de la premisa que todos los
esfuerzos educativos, incluyendo la evaluación
deben buscar el crecimiento cognitivo y el
desarrollo personal de todos los participantes
en el procesos de enseñanza y aprendizaje,
Esto conlleva a proceso de autoevaluación con
miras a la acreditación de carreras
profesionales. De acuerdo con la
nomenclatura de Guba y Lincoln (1989), este
período constituye la “cuarta generación:
constructivista”.
Fundamentos Epistemológicos
Se divide en tres ramas
principales
LA EVALUACIÓN COMO TECNOLOGÍA
La supremacía de la medición ha requerido un incremento
de conocimiento técnico y especializado, el cual promueve
la identificación de la evaluación con la tecnología. Estos
propósitos de evaluación, junto con los procedimientos de
las pruebas usadas para estos fines, parecen sugerir que
la evaluación es vista como una tecnología desarrollada
por técnicos o expertos en medición y usada por otros
para tomar decisiones específicas o introducir cambios.
LA EVALUACIÓN COMO PRÁCTICA CULTURAL
Se enfoca en lo práctico se sitúa en el
campo de la interacción humana y que
está relacionado con la interacción entre
profesor y estudiantes. Busca una acción
interacción como resultado, la
perspectiva práctica no contempla la
división entre los diseñadores y los
ejecutores del currículum. Por
consiguiente, la evaluación no puede
concebirse como algo separado de los
procesos de enseñanza-aprendizaje, ni
del desarrollo del currículum. No cabe ni
la evaluación impuesta desde fuera, ni el
dualismo del profesor actuando
separadamente como enseñante y como
evaluador. Solo hay un papel con
múltiples funciones o tareas
interrelacionadas.
LA EVALUACIÓN COMO PRÁCTICA SOCIO-POLÍTICA.
La historia de la evaluación amplía nuestra
comprensión de su empleo como un
mecanismo para ejercer el poder, para
seleccionar y clasificar a los individuos según
sus méritos, funciones que siguen vigentes
aun cuando el papel de la evaluación se ha
ampliado y diversificado, a partir de los
cambios que la sociedad ha sufrido. Junto con
los cambios sociales y económicos, las nuevas
concepciones de conocimiento también
trajeron un sistema diferente de valores para
la educación y la escolarización. Toda
evaluación supone una realización de juicios
de valor, lo cual a su vez implica ejercer el
poder y la autoridad, así como negociar los
intereses contrapuestos de diferentes grupos.
Este aspecto nos introduce de lleno en el
corazón de la perspectiva política de la
evaluación.