L1. La persona humana: el valor central de la
educación
La persona es individuo, cuyo crecimiento
se da en la relación interpersonal y social.
Elige y decide sus propios actos y es
capaz de intuir y proyectar su propio
destno
Los valores adquieren vida cuando se
fundamentan y personalizan en la persona
humana
La educación como responsable de la formación
humana, propone y desarrolla una ética al
momento de educar.
Toda intencionalidad educativa debe tener
como indicador central a la persona
De la concepción que se tenga de la persona
humana depende- rá la educación que se vaya
forjando.
La educación debe propiciar en los educantes la
posibilidad humana de la interiorización de los
valores y convertirlos en éticos.
L2. La plenitud humana personal por la
educación de la libertad
La educación es un despliegue progresivo de uno
mismo hasta el más pleno desarrollo posible, es
factible porque el hombre no es perfecto.
Perfección es lo mismo que persona for- mada. Así,
en la educación no basta con instruir sino que es
preciso formar las facultades. Es
El maestro eficaz debe enseñar a pensar,
a querer, a amar, y lo debe hacer amando
a su vez y entusiasmando.
El fin de la tarea educativa debe ser
habilitar la libertad para una toma de
decisiones n las que se descubran ciertos
valores, se acepten, se dé una
compenetración del sujeto con ellos y,
por fin, se organice la vida en función de
ellos.
Comunmente se pretende desarrollar
exclusivamente las facultades racionales,
cognoscitivas, se desprecia lo volitivo y se
olvida lo afectivo