El primer objetivo del educador debe
ser encontrar "cercanías" con sus
estudiantes para partir de allí hacia las
"lejanías" de lo desconocido.
Todas las actividades iniciales de
conocimiento y rompimiento del hielo que
realiza el profesor usualmente, se vuelven
mucho más importantes en el ambiente
virtual.
Debe conocer al estudiante planteándose las siguientes interrogantes:
Quiénes son, qué hacen, qué traen consigo; en dónde viven, cómo es su
entorno; cuáles son sus expectativas, para dónde van...
Importancia de la “Comunicación paralela textual”
En el caso de un curso virtual, todas
las actividades son escritas, y tanto el
educador como el estudiante se ven
obligados a dejar registro documental
de todo lo que hacen y piensan.
La escritura será para el
asesor virtual lo que en el
siglo pasado para el profesor
presencial era el discurso.
Si antes los profesores eran
admirados y respetados por su
capacidad de conquistar y conmover
por medio del discurso, hoy tienen
que hacerlo con una sola
herramienta: la palabra escrita.
La importancia del itinerario
En los vehículos educativos virtuales el destino y el camino
deben estar mucho más claramente especificados por una
simple razón: allí es el estudiante quien conduce.
En una sala de clase tradicional el orden, la
importancia y la inclusión o no de un tema son la
potestad del profesor. Todo lo que ocurre en un
semestre o un año de travesía depende de su
conducción: el camino, las paradas, la velocidad, los
atajos, las vueltas alrededor del mismo sitio.
El “profesor” virtual cambia su papel de
conductor responsable de llevar a todos a su
destino a ASESOR siempre disponible para
orientar a quienes se han perdido, si es que
quieren preguntarle en vez de seguir
intentándolo por su cuenta.
En la modalidad virtual, no hay pasajeros
en un solo vehículo conducido por el
profesor sino que cada uno cuenta con su
propio medio de locomoción de iguales y a
veces superiores características que el del
profesor. Se plantea un punto y plazo de
encuentro y se espera que todos lleguen.