El constructivismo social es una teoría que sugiere que el conocimiento científico no constituye un corpus neutro de datos independiente de las prácticas culturales y los valores, sino que se origina en el seno de la sociedad, con lo que ello conlleva.1
Por lo tanto, los datos y las prácticas de la ciencia son, o bien construcciones sociales en su totalidad (constructivismo duro) o bien lo son en parte (constructivismo blando).1
En la práctica, el constructivismo social se interesa por el trabajo en el laboratorio, las publicaciones científicas y los flujos de información en tanto qué procesos deben estudiarse desde una perspectiva sociológica y no sólo en términos puramente científicos.
Aunque las raíces se remontan a los filósofos griegos Heráclito, Protágoras y Aristóteles, no fue hasta 1934 que el filósofo francés Gaston Bachelard (1884 – 1962) afirmó que «Nada procede de sí mismo, nada se da, todo está construido. «, y solo en 1967, Jean Piaget (1896 – 1980) utilizó por primera vez la expresión epistemología constructivista .
La doctrina está en deuda con la teoría darwiniana de finales del siglo XIX, ya que los constructivistas afirman que la comprensión humana, como producto de la selección natural, puede decirse que no proporciona una comprensión «verdadera» del mundo tal como es en sí misma, que lo que es absolutamente necesario para la supervivencia humana.
APLICACIÓN DEL CONSTRUCTIVISMO SOCIAL DENTRO DEL AULA DE CLASES
Analizar el constructivismo donde el educando es el actor principal del aprendizaje, ya que construye de forma activa los temas, de forma que va relacionando la información nueva con la que ya posee. En este sentido, el papel del maestro es el de promover el aprendizaje. El constructivismo plantea una educación basada en el desarrollo de habilidades, y destrezas, así de esta manera, el aprendizaje es continuo, significativo, satisfactorio y, sobre todo, receptivo para todos los estudiantes. El estudiante cimienta, transforma, diversifica, ordena sus esquemas y construye una red de significados que enriquecen su conocimiento del mundo físico, social y auxilian a su desarrollo personal, sobre todo la parte de la auténtica formación humanista en los estudiantes es un elemento que siempre ha sido valorado.
Aunque son múltiples las ventajas que ofrece este modelo, podemos destacar que los beneficios del modelo constructivista son:
Desarrollar las habilidades cognitivas.
Asegurar aprendizajes significativos y perdurables.
Fomentar el nivel de desarrollo del alumno.
Tomar en cuenta los conocimientos previos.
Adaptarse a las necesidades del alumno.
Favorecer la autonomía y resolución creativa de problemas.
Considerar los intereses, actitudes, creencias y diferencias del alumno.
Mejorar las experiencias de aprendizaje.
Es muy importante tomar en cuenta el grado en que se pueden unir el estudiante, el docente, los temas por ver, con esta unión se puede lograr un aprendizaje exitoso y no solamente del alumno a pesar de que es el protagonista principal; sino que el éxito es para el docente que acompaña en el andamiaje y del estudiante propio como lo marca el constructivismo. El constructivismo, acomoda una sucesión de corrientes e ideas psicológicas, pedagógicas, y sociológicas, y es transcendental entender que “la concepción constructivista se debe de entender como un marco explicativo que parte de la concepción social y socializadora de la educación escolar e integra todo un conjunto de aportaciones de diversas teorías que tienen como denominador común los principios del constructivismo”.