Alice Gould presenta las siguientes características:
Un patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que podemos inferir se ha manifestado en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos, y que se manifiesta en los siguientes hechos:
Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia. Sus logros y talentos son reales, puesto que es una persona de gran capacidad, sin embargo se esfuerza en darlos a conocer y en dejar sentada su superioridad.
Está absorta en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza.
Cree que es “especial” y única, y que sólo pueden comprenderla o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus. En su delirio espera ser atendida por el director de la institución de manera distintiva, como si tuviera esa prerrogativa, y se desconcierta cuando no sucede, sin embargo la sensación de ser especial está presente en la historia de vida de Alice antes del trastorno delirante.
Tiene una necesidad excesiva de admiración.
Muestra un sentimiento de privilegio, tiene expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus expectativas.
Explota las relaciones interpersonales, aprovechándose de los demás para sus propios fines consciente o inconscientemente, por ejemplo, cuando utiliza sus amistades para lograr el cambio del director, entrar y/o salir de diversas áreas de la institución o fuera de ella, conseguir información, etc.
Carece de empatía: en ocasiones no está dispuesta a reconocer o a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás, por ejemplo, en su relación con Conrada.
Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad. Hace comentarios que la colocan por encima de los demás.
Este diagnóstico se ve apoyado por la extrema vulnerabilidad de la autoestima de Alice Gould, que la hace muy sensible al daño de la derrota. El ejemplo más relevante es la reacción de Alice al comportamiento irrespetuoso de su cónyuge tanto en lo relativo a la expoliación que hace de ella, cuando a las libertades sexuales que se permite. Cuando Almenara instala en su casa prostitutas, ofende a su esposa y ella no tiene la capacidad de poner límites a lo que percibe como una humillación, sintiéndose degradada y vacía.
Trastorno de personalidad narcisista