Son un trastorno psicomotor, generalmente sin una causa neurológica, influyen en la personalidad del niño y se localizan en distintas partes del cuerpo. En ocasiones llegan a transformarse, desplazarse o multiplicarse en una misma persona. Consisten en actos involuntarios, repentinos y aparentemente absurdos. Pueden acentuarse o disminuir, según el contexto emocional del sujeto.
Caption: : Tics
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Lo que más interesa es que la personalidad del menor con tics puede asumir dos facetas: un tipo de niño bien adaptado, con rendimiento escolar satisfactorio, ansioso, excesivamente infantil y con una conducta similar a la de un neurópata; y otro tipo de escolar, inestable, distraído, extrovertido, inadaptado y cuya conducta es una mezcla de turbulencia, sentimiento de contrariedad, agresividad y temor. Entre los dos polos pueden existir muchas formas intermedias.
Su medio familiar suele ser tenso y lleno de ansiedades con hábitos perfeccionistas. Se caracteriza por ser un ambiente francamente contradictorio, entre un consentimiento excesivo en unos casos y una situación represiva, en otros. Generalmente la familia tiende a reprimir los tics, creando en el niño un sentimiento de culpa.
Lo más indicado para su atención es un tratamiento psicomotor a través del trabajo sobre el reconocimiento del cuerpo y la integración del esquema corporal. En el adolescente son útiles las técnicas de relajación.