El artista medieval creía que cuanto más alta construyera su obra, más cerca estaría de Dios. Por eso, la polifonía consiste en “elevar” la música añadiendo voces que se superponen. Podemos relacionar esta idea con el arte gótico, en el que las iglesias consiguen elevarse como si quisieran alcanzar el cielo.
Las primeras muestras escritas de polifonía están fechadas a mediados del siglo IX, pero la práctica existía probablemente desde mucho antes.
A la primera forma polifónica se le denominó organum simple (primero a dos voces, luego a tres y, posteriormente, a cuatro).
En Nôtre-Dame trabajaron los dos primeros compositores de polifonía conocidos: Leonin y Perotin. De ahí surgió la Escuela de Nôtre-Dame, con formas musicales importantes como el organum, el conductus y el motete (música polifónica a varias voces, que combina textos religiosos y profanos en diversos idiomas).
A partir de este momento la música se hizo más rítmica para que las diferentes voces pudieran cantar a la vez. También la notación tuvo que cambiar para reflejar estos cambios rítmicos.
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“Ars nova” frente a “ars antiqua”
Ars nova: fue el nombre que se dio al “arte nuevo” o forma nueva de componer en el s. XIV, en oposición al Ars Antiqua (arte antiguo), que era la música de Nôtre-Dame y del siglo XIII.
Los compositores más importantes fueron Philippe de Vitry y Guillaume de Machaut.
Francia fue el centro más importante de producción musical.
La música profana adquiere cada vez más importancia.
En los códices se conserva mucha de la música de este periodo: El Códice Calixtino y El llivre vermell son dos ejemplos de códices españoles.