LA REVOLUCIÓN DARWINIANAEl mundo mecánico cartesiano-newtoniano era tan inmutable como el mundo antiguo. Dios, o algún Creador, habían construido una maravillosa máquina perfectamente diseñada y eterna. Todos los objetos y especies biológicas habían sido fijados para siempre, inmutablemente perfectos y obedientes a las leyes naturales fijas. Esta concepción del mundo era coherente tanto con las Ideas de Platon como con las Esencias de Aristóteles y la teología cristiana.En el clima de progreso característico de la Ilustración, sin embargo, esta visión estática de la naturaleza comenzó a cambiar. Un antiguo concepto aristotélico-teológico que contribuyó a hacer aceptable la idea de la evolución fue la "Gran Cadena del Ser" o scala naturae aristotélica. En la Edad Media se consideraba esa cadena como una medida de la cercanía de una criatura con respecto a Dios y, por lo tanto, del grado de su perfección espiritual. Por otro lado, para los pensadores lamarckianos posteriores, se convirtió en un registro de ascenso de los seres vivos hacia la perfección suprema de la naturaleza: el ser humano.La concepción vitalista de los seres vivos respaldó la idea de que las formas vivas podían cambiar a lo largo del tiempo. Si los seres vivos cambiaban espontáneamente a lo largo de su propio desarrollo desde que nacen hasta que mueren, si podían engendrar otros seres mediante la reproducción, entonces resultaba más verosímil pensar que las formas vivas podían experimentar cambios a lo largo de grandes periodos de tiempo. Pero el concepto romántico y vitalista de la evolución no era mecanicista, porque atribuía a la materia atributos semejantes a los divinos. Para los newtonianos era un Creador dotado de inteligencia y propósito quien otorgaba movimiento mecánico a una materia estúpida, mientras que para los vitalicias es la materia en si misma la que es inteligente y propositiva. El vitalismo era, por tanto, una visión romántica de la naturaleza; de una naturaleza de se perfeccionaba, se dirigía y se desplegaba progresivamente a sí mismo a lo largo del tiempo.Hacia el año 1800 la conclusión de que los seres vivos habían cambiado ofrecía cada vez menos dudas. Durante la Revolución Industrial con la construcción de nuevas carreteras y ferrocarriles a través de colinas y montañas se puso al descubierto capas freáticas que sugerían el desenvolvimiento de la vida. En los diferentes estratos podían encontrarse fósiles de seres vivos cuya antigüedad y rareza aumentaba con la profundidad de los estratos. La idea de una descendencia modificada, es decir, que las criaturas que pueblan actualmente la tierra son los descendientes modificados de una primera forma sencilla de vida, llegó a asimilarse completamente. Peor aún quedaba por explicar como tenia lugar esa evolución. En primer lugar el motor del cambio, un mecanismo que produzca nuevos seres vivos en algo distintos de sus progenitores. Y en segundo lugar, un medio de conservación de estos cambios.La evolución románticaJean-Baptiste Lamarck (1744-1829), propuso la primera teoría importante de la evolución. Lamarck fue le más claro representante del enfoque científico dentro de la visión romántica de la evolución. El motor de cambio que proponía Lamarck se basaba en la tesis vitalista según la cual la materia orgánica es fundamentalmente diferente a la materia inorgánica, una tesis que está relacionada con la idea romántica de que toda especie tiende a perfeccionarse a sí misma. Todos los organismos se esfuerzan por adaptarse a su entorno, y cambian al hacerlo. Lamarck defendía además que las especies conservaban estas características adquiridas transmitiéndolas de algún modo a sus descendientes. Así el resultado de este esfuerzo llevado a cabo por cada individuo se conservaba y se transmitía y, generación tras generación, las especies vegetales y animales mejorarían, satisfaciendo de este modo su impulso hacia la perfección.Hoy sabemos que la materia orgánica consiste simplemente en moléculas inorgánicas dispuestas de una forma compleja. El ADN es un conjunto de aminoácidos. Las modificaciones que sufre el cuerpo de un individuo no modifican su secuencia de ADN. No obstante, cuando la genética no existía, la herencia de los caracteres adquiridos era verosímil, hasta Darwin la aceptó alguna vez.En la época de Darwin, la evolución era un concepto de actualidad. Existía una concepción naturalista pero romántica de la evolución. Herbert Spencer, un lamarckiano inglés, ya había acuñado la expresión "la supervivencia de los más aptos" en 1852.El revolucionario victoriano: Charles Darwin (1809-1882)El logro de Darwin consistió en convertir la evolución en una teoría coherente con el resto de la ciencia gracias a la aportación de un mecanismo no teleológico -la selección natural- para reemplazar la idea romántica de Lamarck según la cual los organismos y las especies se esfuerzan por perfeccionarse a sí mismos. Luego se necesitaba una campaña para convencer a los científicos y a la opinión pública de la existencia real de la evolución. Darwin nunca participó en esa campaña. La lucha por la supervivencia de la selección natural corrió a cargo de otros, especialmente de Thomas Henry Huxley (1825-1895), el "bulldog de Darwin".La formación de la teoríaCuando sólo era un joven naturalista, Darwin tuvo la suerte de ser incluido en un viaje científico alrededor del mundo que tuvo lugar de 1821 a 1836. Durante aquel viaje comenzaron a gestarse en su mente dos ideas clave. Quedó profundamente impresionando por la gran variedad de seres vivos que había en la selva tropical sudamericana. En las Islas Galápago, por ejemplo, Darwin estudio las diferentes clase de pinzones que hoy se conocen, en su honor, como pinzones Darwin. Todas ellas tienen un aspecto general parecido, pero cada una de ellas muestra ciertas peculiaridades en el pico. Además, cada clase de pico es la adecuada a los medios que la especie tiene para procurarse la comida. Darwin apuntó la posibilidad de que todas estas especies descendieran de un mismo antecesor y hubieran experimentado cambios con el tiempo para sacar partido de un modo de vida determinado. Esto constituye el principio de adaptación, fundamental en la teoría de Darwin, según el cual el resultado de la evolución consiste en la mejora del ajuste entre las especies y su entorno.Tras su regreso a Inglaterra, Darwin comenzó a recopilar datos sobre las especies, sus variaciones y su origen. Parte de su investigación se concentraba en la selección artificial, es decir, en como los criadores de animales y plantas mejoran sus productos. Darwin entrevistó a colombófilos y horticultores y estudió sus documentos. Así, en 1830, Darwin ya había elaborado una rudimentaria teoría sobre la selección natural: la naturaleza produce variaciones incontables entre los seres vivos y, de entre ellas, alguna se perpetúa. Lo que no estaba claro era qué es lo que mantenía el sistema de selección. En el caso de la selección artificial la respuesta estaba clara: la selección la efectúa el criador para obtener el tipo de planta o animal que quiere. Pero, ¿cuál es la fuerza de la naturaleza equivalente al ideal del criador? Darwin no podía aceptar la idea de Lamarck de que hubiese un impulso innato hacia la perfección. Él insistía en que la causa de la selección debía residir fuera del organismo.Darwin encontró la respuesta en 1838, leyendo el Essay on the Principle of Population as It Affects the Future Improvement os Society de Thomas Malthus. Malthus abordaba en su ensayo un problema preocupante a finales de la Ilustración: si se había avanzado en ciencia y tecnología, ¿por qué existía aún la pobreza, la delincuencia y la guerra? Malthus afirmaba que, a pesar de que la productividad humana había aumentado, el crecimiento de la población siempre es superior al crecimiento de la provisión de bienes, por lo que la vida se convierte irremediablemente en una lucha de demasiadas personas por conseguir unos recursos demasiados limitados. En su Autobiografía, Darwin afirmó que por fin tenía "una teoría sobre la que trabajar". La causa de la selección natural era la lucha por la supervivencia. Las criaturas luchan por los escasos recursos, y los "débiles y poco sanos" no consiguen lo suficiente para mantenerse y mueren sin descendencia. Los fuertes y sanos sobreviven y se reproducen. De esta manera, las variaciones favorables se conservan y las desfavorables se eliminan. La lucha por la supervivencia es el motor de la evolución, donde sólo los mejores competidores tienen descendencia.Puede que la selección natural ofendiera a los beatos, pero no ofendió a los hombres de negocios victorianos de la Revolución Industrial, que sabían bien que la vida es una constante lucha en la que el fracaso se castiga con la pobreza y la ignominia.La formulación de la teoríaEn 1842 Darwin ya había formulado los aspectos esenciales de su teoría, y fue entonces cuando los plasmó por escrito sin ninguna intención de publicarlos. Su teoría se puede resumir como un argumento lógico. En primer lugar, basándose en las ideas de Malthus, Darwin defiende que existe una lucha permanente por la existencia debido a la tendencia de los animales a crecer más deprisa que sus recursos de alimentación. Posteriormente, Darwin reconocería que la lucha fundamental es la lucha para reproducirse. La criaturas no sólo luchan para existir, sino que además deben competir, dentro de su misma especie, con otros miembros de su sexo para conseguir tener acceso al sexo opuesto. Normalmente son los macho los que luchan entre sí para acceder a las hembras, lo que convierte la elección de la hembra en una fuerza de la evolución. En segundo lugar, la naturaleza produce constantemente variantes intra e interespecíficas. Algunas de ellas se adaptan mejor que otras a la lucha por la supervivencia. Por consiguiente los organismos con rasgos desfavorables no se reproducen y sus rasgos desaparecen. Por último, a medida que los cambios adaptativos se suceden a lo largo de eones, las especies se diferencian cada vez más de su ancestro común, ya que cada una de ellas se adapta a su entorno particular. Además, también puede cambiar el entorno, seleccionando así nuevos rasgos para su perpetuación. A medida que los distintos entornos se suceden unos a otros, las especies irán distanciándose cada vez más de su forma original. Así la diversidad observada en la naturaleza puede explicarse como el resultado de la actuación de unos pocos principios mecánicos que, a lo largo de millones de años, hacen que unas especies evolucionen a partir de otras.Planteada así, la teoría era insuficiente. Sin los conocimientos actuales en el campo de la genética resultaba imposible explicar el origen de las variaciones y la naturaleza de la transmisión. Darwin no fue capaz de superar esta dificultad y, de hecho, a medida que defendía su teoría de las críticas, se iba acercando más al lamarckismo. Pero, al mismo tiempo que Darwin escribía y defendía El origen de las especies, un desconocido monje polaco, Gregor Mendel (1822-1884), estaba trabajando en los estudios sobre la herencia que finalmente resolverían las dificultades de Darwin. La obra de Mendel que se publicó en 1865 y pasó totalmente inadvertida, fue redescubierta en 1900 y se convirtió en la base de la genética contemporánea. La publicación de la teoríaDarwin puso sus ideas por escrito en 1842, pero se desconoce la razón por la que entonces no intentó publicarlas. De todas formas, Darwin continuó desarrollando su teoría y acumulando el apoyo empírico suficiente para hacerse oír. El 18 de junio de 1858 los acontecimientos le obligaron a actuar. Descubrió con asombro que otra persona había descubierto su teoría. Recibió una carta de Alfred Russel Wallace (1823-1913), un colega naturalista más joven y audaz que él. Wallace también había estado en América del Sur y, al igual que Darwin, se había sentido impresionado por la gran diversidad de formas de vida que había encontrado allí. En otra expedición por el sudeste asiático, encerrado en su tienda de campaña a causa de la lluvia, había leído la obra de Malthus y había llegado a la misma conclusión que Darwin. Wallace escribió una carta al más destacado biólogo británico, Darwin (aunque no le conocía), y le adjuntaba un trabajo donde esbozaba su teoría para ver si Darwin podía conseguir que se lo publicaran.Darwin se encontraba entre la espada y la pared. Por un lado quería ser considerado como el descubridor de la selección natural; pero, por otro lado, sería injusto no reconocer a Wallace ese mérito. Finalmente, Darwin y algunos amigos organizaron para el día 1 de julio de 1858 una sesión de la Linneau Society de Londres donde se leyeron el trabajo de Wallace y el otro propio de Darwin en ausencia de ambos, quedando así Wallace y Darwin como codescubridores de la selección natural. Darwin se apresuró en publicar una versión abreviada de la obra que proyectaba sobre la evolución, que apareció en 1859. En ella presentaba su teoría de la evolución con el respaldo de una enorme cantidad de detalles. Se trata de una obra de estilo cuidado y elegante. Hasta la sexta edición (1872) la obra fue revisada a medida que Darwin iba intentando responder a las críticas de los científicos (sin éxito, como se vio luego, debido al desconocimiento de la genética).Repetición e influencia de la evolución por la selección naturalEl mundo estaba más que preparado para la teoría de Darwin. La idea de la evolución ya estaba presente. Parte de la tesis planteada por Darwin -el que los seres vivos desciende de un ancestro común que existió en un pasado remoto- no era nueva y gozaba ya de amplia aceptación. Pero la teoría de la selección natural planteaba serios problemas y, para los científicos, resultaba muy fácil todavía aferrarse a alguna forma de lamarckismo, ver la mano de Dios en el progreso de la evolución o excluir al ser humano de la selección natural. No obstante la implicación de que el ser humano era parte de la naturaleza ya se respiraba en el ambiente, y Freud se refirió al darwinismo como el segundo gran golpe al ego de la humanidad.En muchos aspectos el darwinismo no fue una revolución, sino parte del proceso de realización del naturalismo ilustrado. A Darwin sólo le interesaba su teoría sobre la selección natural, pero otros se empeñaron en insertar esta teoría en la imagen científica de la humanidad que estaba surgiendo por entonces. Herbert Spencer, que había creído en la supervivencia del más apto antes que Darwin, y que la había aplicado despiadadamente al ser humano y a la sociedad, se convirtió en uno de los mas enérgicos defensores del darwinismo metafísico. Otro fue T. H. Huxley, que utilizó la evolución como argumento contra la Biblia, los milagros, el espiritismo y la religión en general.Huxley contribuyó enormemente a popularizar el darwinismo como metafísica naturalista. No fue la teoría de Darwin lo que dio lugar a la crisis de conciencia del siglo XIX. Las dudas sobre la existencia de Dios y el significado de la vida se remontaban al menos hasta Pascal, en el siglo XVII. El darwinismo no fue el comienzo del desafío científico a la antigua concepción medieval y renacentista del mundo, sino que fue la culminación de ese desafío, y eso hacía aún más difícil excluir al ser humano de las inexorables e inmutables leyes naturales. En su obra Man's Place in Nature, Huxley relacionaba al ser humano con los simios, los animales inferiores y los fósiles de animales ancestrales demostrando que efectivamente evolucionamos a partir de otras formas inferiores de vida, que no hacía falta recurrir a la creación. Gracias a la contribución de autores como Huxley, la ciencia se convirtió entonces no sólo en instrumento destructor de ilusiones, sino también en un nueva metafísica que ofrecía una nueva forma de salvación a través de la propia ciencia. Para algunos la nueva religión de la humanidad científica estaba claramente al alcance de la mano.En psicología, el darwinismo condujo a la psicología de la adaptación. Una vez asumida la evolución, podemos preguntarnos como la mente y la conducta, en tanto que distintas de los órganos corporales, pueden ayudar a las criaturas a adaptarse al entorno. Skinner diseño cuidadosamente su conductismo radical sobre el modelo de la variación, selección y conservación darwiniana. Skinner, sin embargo, infravaloró el grado en que la herencia moldea la naturaleza de cada especie, incluido el homo sapiens. Actualmente, la psicología evolucionista está desarrollando una imagen más precisa de la naturaleza humana.
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