Creado por maximo19655
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INFORME EVALUACIÓN EDUCATIVA INTRODUCCIÓN La evaluación es parte integrante de nuestra vida, continuamente nos estamos sometiendo a evaluación. No pasa un día sin que al finalizar la jornada no hagamos un balance de lo que hicimos y como lo hicimos, que nos falta por hacer. Por lo tanto esto sucede con todos los aspectos de la vida. Por ello no es posible pensar y organizar un proceso de enseñanza sin que no esté presente el componente de la evaluación. Cuando se pretende la excelencia en el desempeño educativo es indispensable continuamente evaluar nuestros propios procedimientos de enseñanza, de modo que nos permita adecuarlos a las necesidades y características del discente de manera que satisfagan las expectativas de los alumnos. De igual modo los discentes deben ser sometidos sistemáticamente y frecuentemente a evaluaciones para poder comprobar su evolución, así como la eficacia de nuestro propio desempeño profesional. Es importante que los docentes se adapten a los discentes para lo cual deben conocerlos, y discernir la manera de proceder con cada uno si hubiera que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, quedaría éste: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el discente ya sabe. De ahí el auge que tiene en la actualidad la evaluación inicial y la dimensión diagnóstica de la evaluación. Las Universidades se componen de profesionales. Tales profesionales, deben buscar constantemente servir a sus discentes y a la comunidad de la mejor manera posible. Deben poseer unos criterios exigentes altos. Deben comparar sus prácticas con los criterios. Deben intentar mejorar aquellos aspectos de sus trabajos que sean deficientes, o cuando el estado de la ciencia haya confirmado que existen mejores estrategias para educar a sus discentes. Deben trabajar en equipo con colegas, padres y la comunidad con el fin de satisfacer de manera efectiva el abanico de necesidades educativas de todos sus discentes. Debiendo mostrarse abiertos e interesados en que otros evalúen su trabajo. En lugar de eso, la Universidad efectiva es aquella cuyos profesionales realizan y utilizan sistemáticamente las evaluaciones para servir bien a los discentes y para rendir cuentas a la comunidad sobre los logros y necesidades de los Centros de Educación Superior. DESARROLLO La palabra evaluación es un término que se viene usando mucho en las últimas décadas y que en la actualidad tiene nuevos significados. Esta apreciación nos debe permitir flexibilizar nuestra mente para ser capaces de captar lo que hoy se entiende por evaluación. Antiguamente se entendía por evaluación, o se hablaba de ella en términos de corrección, de examen, de “cambio de nivel”, del grado de ajuste a unas normas o criterios. En épocas más recientes, la evaluación se ha ejercido como control; se ha aplicado más al producto y a los resultados que a los procesos; ha sido más comprendida como medida y cuantificación; se ha polarizado en exceso en el discente y su rendimiento más que en cualquier otro factor del proceso de enseñanza-aprendizaje y se ha usado para comparar y clasificar. En muchos momentos, la evaluación educativa es entendida como fuente de mejora. Podemos afirmar con rotundidad que sin evaluación no hay mejora posible y que sólo evaluando frecuentemente es como lograremos mejorar progresivamente. La evaluación nos permite conocer lo que sucede en los Centros de Educación Superior, valorarlo y actuar más eficazmente. Algunas de las definiciones sobre evaluación educativa: “La evaluación es un proceso sistemático de reflexión sobre la práctica” (Rosales, 1989). Es importante que la evaluación se base más en la práctica en lo que realmente acontece y se da en el discente y en el Centro de Educación Superior a diario y que dicha reflexión y todo lo que ella conlleva (recogida de datos, análisis y evaluación de los mismos) se haga procesal y sistemáticamente. Progresiva y con criterio y no de forma puntual y desorganizada. Todo ello nos lleva a la conceptualización que de la evaluación educativa hace M. Casanova, en 1995: “Proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones adecuadas para proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente”. Por su parte, los diversos autores que nos hablan de la evaluación continua, se basan en las posibilidades que ésta nos ofrece para disponer permanentemente de información acerca, por ejemplo, del camino que está siguiendo el discente en su proceso de aprendizaje, en su formación como persona. De este modo, es posible regular los ritmos y estilos de la enseñanza con los del aprendizaje y acompasarlos convenientemente para reforzar los elementos positivos y corregir los negativos mediante las actuaciones que sean necesarias. El modelo de autoevaluación implica actividad colectiva y supera la consolidación que atribuye todas las causas de los eventos a acciones individuales. En este sentido resulta ser una clave fundamental la autoregulación y autocontrol. La participación en los procesos de autoevaluación no sólo es una exigencia técnica, sino social. La participación de los usuarios de las instituciones aporta validez a las preguntas, indicadores, criterios, etc. El problema no residirá en admitir esa participación sino en delimitar la forma y el grado como se ha de desarrollar. La autoevaluación como concreción de una reflexión permanente y compartida sobre la acción educativa deja así de ser sentida como una amenaza, fiscalización o imposición para convertirse en una excusa, medio para el intercambio, el encuentro o la ayuda. Esta modalidad de evaluación podría clasificarse al mismo tiempo de externa e interna, en la medida en que pueden intervenir agentes externos que faciliten el proceso de autorreflexión: está guiada por principios democráticos; y más allá del valor que pueda tener para los centros educativos, permite generar un conocimiento sobre las Universidades y favorecer los procesos de autorreflexión. CONCLUSIÓN El cambio y la mejora de la calidad en los centros educativos superiores es un objetivo alcanzable si se mejoran los procesos de gestión, de organización. Una de las herramientas que posibilitan esta mejora en la gestión es la evaluación. La evaluación facilita la información necesaria sobre el estado del centro educativo superior, potenciando mecanismos de discusión, reflexión y participación de todos los agentes implicados. La evaluación perderá su sentido si no está enfocada a analizar la eficiencia y la efectividad del sistema para lograr un determinado perfil de centro y una determinada posición del mismo en el entorno. La evaluación nos sirve para analizar la puesta en marcha y el desarrollo del proyecto educativo. La evaluación es una herramienta idónea para constatar el grado de cumplimiento de diversas metas y objetivos del Proyecto Educativo.
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