La ciencia es una creación del hombre y el hombre es creación de Dios. Es sabido lo que suprime la religión de la vida de un hombre o de grupos humanos no es la ciencia. Al contrario, la ciencia como actividad humana, en la que entran en razón, la imaginación, el esfuerzo diario, descubre en sí misma caracteres de impotencia y de limitación, de humildad, que hacen viable, por parte del hombre, el reconocimiento de su dependencia respecto a Dios. La ciencia que infla (1 Cor 8, 1) es la gnosis general, el ignorante pensarse sabiéndolo todo, cuando se desconoce lo más importante. Incluso se puede decir que la ciencia moderna, con el método experimental, la formulación de hipótesis y las pacientes experiencias para verificar o falsificar (declarar falsas) esas hipótesis, pone al hombre en mejores condiciones para reconocer su incorregible ignorancia. Basta con que el hombre se dé cuenta de que el experimento —instrumento para probar las hipótesis— no puede tener la misteriosa virtud de decidir sobre la existencia o inexistencia de realidades como Dios, el alma y la vida futura. La ciencia moderna experimental infla al que la cultiva y adquiere, por razones no científicas, el orgullo de pensarse, como un dios mortal, juez supremo de la verdad y de la falsedad, del mal y del bien. Del mismo modo que inflaba la ciencia antigua. No es la ciencia la que infla, sino el hombre: él es el que se infla tomando a la ciencia, como el arte o la política o incluso de la moral. La relación entre ciencia y religión como formas de conocimiento y fenómenos sociales, y cómo ha sido esta relación a lo largo de la historia, en especial, en relación con el cristianismo. Nadie puede hoy dudar que la ciencia y la religión sean, sin lugar a dudas, dos grandes visiones sobre el mundo. Hay otras visiones, como la artística, estas dos tienen una extensión y fuerza que las sitúan como las dos más importantes del mundo. La ciencia trata de comprender la naturaleza del mundo material que nos rodea, cómo ha llegado a ser, cómo lo conocemos y qué leyes lo rigen. La religión, trata de lo que transciende el mundo material y pone al hombre en contacto con lo que está más allá, lo luminoso, lo misterioso, en una palabra con el misterio de Dios y su relación con el hombre y el universo Enfoques: epistemológico, histórico y sociológico La relación entre ciencia y religión puede enfocarse desde diversos puntos de vista. Centrarse en tres es importante, el histórico, el epistemológico y el sociológico. La religión como la ciencia son fenómenos culturales que han estado presentes a lo largo de la historia desde la más remota antigüedad. Suponemos que la ciencia empieza con la ciencia moderna del Renacimiento, olvidando todos los desarrollos anteriores. Esto es un grave error, ya que el nacimiento de la misma ciencia moderna no puede entenderse sin los desarrollos científicos anteriores. En la antigüedad podemos encontrar ya interacciones entre Ciencia y Religión. Tiene relación entre el cristianismo y la ciencia, ya que la ciencia moderna nace en el occidente cristiano. Esta relación comienza con los primeros autores cristianos del siglo III y se continúa a lo largo del tiempo hasta nuestros días. El enfoque histórico es, imprescindible para llegar a una visión correcta del problema. La religión y la ciencia constituyen formas de acercamiento a la realidad, es decir, formas de conocimiento con distintas peculiaridades. Puede establecerse entre el conocimiento científico y el conocimiento religioso. Esta reflexión de tipo filosófico. La reflexión filosófica y en concreto la epistemológica es imprescindible para establecer las relaciones entre ciencia y religión como formas de conocimiento. Fe y experiencia religiosa forman el fundamento del conocimiento religioso que se formaliza en la teología, mientras el conocimiento científico está formado por un marco formal de leyes y teorías, relacionadas con una base empírica de experimentos y observaciones. Establecer claramente la naturaleza y los límites de estos dos tipos de conocimiento es fundamental para poder establecer correctamente la relación entre ambos Ciencia y religión son ¿compatibles o incompatibles con la ética y otras religiones? La primera pregunta que podemos plantearnos es si ciencia y religión son compatibles o incompatibles con la ética y otras religiones? Hoy, se mantiene que solo la visión de la ciencia puede ser la verdadera, con lo que la visión religiosa tiene que ir poco a poco desapareciendo. El avance de la ciencia implica siempre un retroceso de la religión. Para apoyar esta posición se hace a menudo una interpretación sesgada de la historia y se traen siempre los mismos casos de Galileo y Darwin. Aunque se hace retroceder esta posición hasta los orígenes de la ciencia moderna, indicando con ello que la ciencia misma no puede más que estar en conflicto con la religión, en realidad empieza en el siglo XIX, aunque se pueden encontrar algunas raíces en el XVIII. Después de la segunda guerra mundial se da un cambio. Por un lado, se empieza a dar un abandono de la euforia cientificista que había favorecido la idea de la incompatibilidad y el conflicto inevitable entre la ciencia y la religión. De la admiración sin límite de la ciencia se fue pasando a una mirada más crítica y aun a un cierto recelo, causado por el peligro a algunas de sus consecuencias. Un problema a considerar son las concepciones que el hombre ha tenido de la naturaleza y origen del universo a lo largo de la historia y la imagen que nos da de ellas hoy la ciencia actual, y ver como se relacionan con lo que las religiones nos dicen sobre el mismo tema. El problema tiene que ver con las relaciones que se establecen entre el mundo y la divinidad en cada pensamiento religioso. Las tradiciones orientales participan de un cierto panteísmo e imanentismo, en el que la separación entre el mundo y la divinidad queda difuminada en una concepción en la que la última realidad es unitaria. En ellas se encuentra la idea de un universo eterno, cíclico que últimamente tiene su fundamento en un último principio omnipresente e incognoscible, más allá del ser y no-ser, bien sea Brahma o Tao, con el que finalmente se identifica. No hay un verdadero concepto de creación, sino que el universo mismo es como una extensión de lo que podemos considerar como el ámbito de lo divino y no distinto de él. Las ideas de la unidad y el cambio ocupan un papel importante, ya que el universo es a la vez eternamente cambiante y el mismo, que nace, se desarrolla, muere y vuelve a nacer y que no es realmente distinto del principio divino con el que se identifica y cuyos avatares se manifiestan en la naturaleza. En la tradición judío-cristiana recogida también por el Islam encontramos una novedad respecto a las concepciones de las tradiciones orientales que consiste en la concepción absolutamente monoteísta y trascendente de un solo Dios que se revela en la historia y que es el creador del cielo y la tierra, es decir, de todo lo que existe. El pueblo judío elabora esta concepción de Dios y del mundo en sus escritos contenidos en los diversos libros de la Biblia Estos escritos aceptados en la Biblia cristiana son la base de una elaboración posterior de acuerdo con la fe cristiana. Ellos sirven, también, de base a la concepción de Dios creador del Islam. La importancia de esta tradición es grande, ya que la ciencia moderna nace en el contexto cristiano de occidente y en ella influyó su concepción del mundo como distinto de Dios y creado por él. Un elemento clave en el nacimiento de la ciencia moderna es la propuesta de un nuevo modelo cosmológico heliocéntrico que va a sustituir el geocéntrico, vigente desde la antigüedad y elaborado por los grandes astrónomos griegos. Este modelo cosmológico geocéntrico adaptado al pensamiento cristiano dio origen a la imagen del universo vigente durante toda la Edad Media. La ciencia puede considerarse como una actividad humana y como una forma de conocimiento. En el primer caso, como toda actividad humana, uno puede preguntarse si su práctica se debe ajustar a las normativas de la ética y en el segundo si sus conocimientos aportan algo a dichas normativas. Lo primero se aplica también, con más motivo, a la técnica como aplicación práctica de la ciencia a las diversas necesidades humanas. Toda religión comporta normativas de los comportamientos y tiene, por lo tanto, una dimensión ética. De esta forma, el problema ético es inevitable al tratar de las relaciones entre ciencia y religión. Ambas inciden en el campo de la ética y esto puede llevar a roces y conflictos entre ellas. Podemos empezar por plantearnos el comportamiento ético dentro de la práctica misma de la ciencia, y si puede ella misma suministrarse los principios de su comportamiento ético, o si es necesario que acepte valoraciones que se basan en otros ámbitos del conocer humano. A estas consideraciones podemos llamar la ética interna de la ciencia. Es cada vez más patente, que en la misma práctica científica, las normas éticas del comportamiento deben de ser respetadas. Los físicos, entre los científicos, han negado que la conducta no-ética sea en este campo de la ciencia un verdadero problema. Sin embargo, el comportamiento ético no pertenece solo a las ciencias aplicadas o a la tecnología, sino a toda actividad científica, aun a aquella, como la física, que se considera más alejadas de los planteamientos éticos. La ética que tiene que ver con los resultados de la ciencia. La responsabilidad respecto a los resultados del trabajo científico abre una amplia gama de consideraciones, una ética personal de cada científico y también de una responsabilidad colectiva de la comunidad científica. Esta responsabilidad personal y colectiva lleva consigo que se han de tener siempre presente las posibles consecuencias que se derivan del trabajo científico Aunque hoy los proyectos científicos incluyen a un número grande de investigadores y técnicos, esto no excluye de la responsabilidad que cada uno de ellos tiene. El investigador no puede ampararse en la colectividad para desentenderse de su propia responsabilidad. Hacer todo lo posible para que los resultados del trabajo científico se empleen solo en bien del hombre y la sociedad. Conclusión El tema de la relación entre ciencia y religión es enormemente amplio, y para la recta comprensión de la relación entre ciencia y religión, el análisis de las relaciones que se pueden establecer entre ellas y como inciden ambas en los problemas éticos es muy amplio y esto llevaría a escribir no una hoja o dos sobre el tema , esto sería motivo de todo un tratado..
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