Creado por Camila Ibañez
hace alrededor de 2 años
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La calidad del desarrollo cognitivo, social y afectivo de los niños depende en gran medida de la calidad de las prácticas en las que ellos participan. El ambiente de aprendizaje no solo se concentra en el conocimiento sino también en un espacio estructurado donde se incluyen elementos necesarios para alcanzarlos diferentes objetivos de aprendizajes. Un ambiente de aprendizaje siempre es generado y organizado por un agente educativo para uno o más educandos. El “agente educativo” es la forma genérica para designar a “quien” diseña y dirige la actividad educativa, y los “aprendices” o “educandos” son “quienes” aprenden y se desarrollan. La búsqueda de estrategias exige no sólo el uso de conocimiento sino la comprensión de los contextos en los que éste puede ser usado y de recursos cognitivos más avanzados que la memoria o la atención. Se considera significativo un espacio educativo si promueve el aprendizaje y el desarrollo humano. El desarrollo infantil consiste en un proceso de reorganizaciones y transformaciones permanentes de estas y de nuevas competencias, y, por lo tanto, requiere escenarios exigentes que revelen los retos del mundo real. El desarrollo infantil no se traduce sólo en aprender “contenidos” sobre el mundo o generar “hábitos” para sobrevivir. Las prácticas cotidianas son situaciones que pueden ser utilizadas por los agentes educativos ya que son actividades que tienen un carácter práctico que implica a los niños aprender a responder a las necesidades del entorno. En los ambientes de aprendizaje, es necesario involucrar ciertos aspectos importantes en este caso las metas relevantes de la cultura. Un principio de la construcción de conocimiento que sustenta la actividad extensiva como práctica educativa es que el conocimiento de los niños no es estático, sino que evoluciona permanentemente (Steffe, 1990). Actualmente, no solo se considera que se deben implementar estrategias para la inclusión de personas con discapacidad, sino también para el abordaje de las diversidades presentes en las aulas: diversidad étnica, cultural, sexual, y estilos de aprendizaje, entre otras. Por una parte, se piensa en la inclusión como una de las principales metas para cualquier sociedad, que alcance estándares altos de calidad en la educación, y, por el otro, existe la dificultad de implementar estrategias pedagógicas puntuales que doten de sentido práctico la EI. Dentro de los discursos actuales de EI, una de las dificultades en las instituciones educativas es hacer que las planeaciones pedagógicas del profesorado, como uno de los elementos que compone las prácticas pedagógicas, estén articuladas a la inclusión. Se considera que intervenir la formación del docente en cuanto a la formulación de las planeaciones pedagógicas, puede impactar en sus prácticas inclusivas, ya que al tener claridad frente al qué hacer e involucrar diferentes elementos sería la primera puerta para mejorar la actuación y la ejecución podría ser más tranquila y segura para ellos y ellas, estarían entonces en la mitad del camino de la ejecución de una práctica pedagógica inclusiva. Las estrategias docentes diseñan para resolver problemas de la práctica educativa e implican un proceso de planificación en el que se produce el establecimiento de secuencias de acciones, con carácter flexible, orientadas hacia el fin a alcanzar. En relación con el alumno se analizan los procesos de aprendizaje significativo y estratégico, la motivación entre iguales; mientras que se estudian las posibilidades de la labor docente en su papel de mediador de dichos procesos y proveedor de una ayuda pedagógica regulada.
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