Creado por Isidro Esparza Marín
hace alrededor de 8 años
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Fecha de inspiración: 22-06-00LAS DOS PERLAS DE DIOSMateo 14, 44-46: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró”.¿Por qué he querido comenzar este relato con las parábolas del tesoro escondido ó con el hallazgo de una perla preciosa?. Porque no una sino dos perlas fueron el regalo que DIOS me concedió por medio del derrame cerebral que tuvo lugar el día de mi cumpleaños. La primera perla consistió en descubrir “qué es el ABANDONO, y cómo vivir en él” y la segunda tan valiosa como la primera fue, la de ser testigo de como “el gozo del ESPIRITU de DIOS inundó mi corazón”.A través de la exposición de los hechos vividos el 18-01-2000 quiero compartir cómo el E.S. fue guiando mis pasos sin yo darme cuenta, hasta ayudarme a descubrir las dos perlas divinas que cambiarían para siempre mi vida interior, estableciendo una frontera entre el antes y después de mi accidente cerebral.EL VIAJE HACIA MI DESTINOTodo comenzó el 17 de Enero cuando a las 6 h de la mañana me dirigí hacia GRAUS, pueblo perteneciente a la provincia de HUESCA para realizar mi primera visita comercial para la empresa a la que recientemente me había incorporado.El día había amanecido lluvioso, una densa niebla cubría las tierras de Lérida, sin embargo, en mi interior había un sol resplandeciente que todo lo iluminaba, me sentía enormemente feliz. El viaje lo había preparado con gran esmero, de forma meticulosa había planificado hasta los más pequeños detalles, para demostrar a mi nueva empresa que mi incorporación había sido acertada.Me sentía libre como los pájaros y una sensación de bienestar embargaba todo mi ser, había recorrido 200 Km. y la densa niebla seguía acompañándome durante todo el trayecto.Ya en la provincia de HUESCA, la naturaleza había cambiado radicalmente, el sol resplandecía y brillaba con fuerza, el cielo era de un azul intenso, los campos alfombrados de verdes colores con las nieves cubriendo las cumbres de las altas montañas, parecía como si todo se hubiera revestido de sus más espléndidas galas para darme la bienvenida, así que reduje la velocidad y comencé a disfrutar y a saborear de toda la belleza que me ofrecía la madre naturaleza.Eran las 12 h de la mañana y había recorrido hasta aquel momento 400 Km., el sol había alcanzado su cenit, la temperatura era extremadamente fría, 2 grados y por fin había llegado al punto de mi destino donde algo inesperado y de gran trascendencia para mi vida estaba a punto de ocurrir, el lugar era GRAUS (HUESCA).MI DERRAME CEREBRALAl llegar a la empresa fui atendido por uno de los directivos y mientras exponía las características de mis productos, sentí de repente un mareo y para no caerme tuve que apoyarme con las dos manos en su mesa, e inmediatamente mi reacción fue tocarme con la mano derecha el pecho notando como si de repente lo hubieran recubierto de corcho, el siguiente movimiento fue tocar con el brazo izquierdo el muslo, todo parecía que había quedado de forma súbita adormecido con una casi total insensibilidad, lo había realizado con tal celeridad que no me impidió seguir mi exposición.Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo, no sé si por el temor que me estaba invadiendo o porque la temperatura era muy baja, proseguí la conversación como si nada hubiera ocurrido, acabada la visita la falta de sensibilidad de mi pierna izquierda persistía de forma tenaz, opté por caminar alrededor del coche esperando que de un momento a otro pudiera recobrarla, en vista que todos mis esfuerzos habían sido inútiles entré en el coche pero con gran sorpresa me di cuenta que sentado no era consciente de la presencia de mi pierna en el cuerpo.Apreté el embrague para comprobar si podía conducir y el resultado fue satisfactorio, movía y cerraba mi mano izquierda notando que era consciente de sus movimientos.Intentaba disfrutar de la belleza de los paisajes, pero un temor profundo había inundado todo mi ser, de repente dije a DIOS: “SEÑOR, no permitas que nada malo me pase por estas solitarias carreteras” y empecé a decir en voz alta “Señor, DIOS mío, qué grande eres”, “Señor, DIOS mío, qué grande eres” y así una y otra vez, iba repitiendo la misma oración hasta que casi hube agotado el significado de esta alabanza, e inmediatamente exclamé: “Cada día te bendeciré y alabaré tu nombre, eternamente y para siempre” en estas dos alabanzas estaba centrada toda mi atención. Por fin llegué a las 2 del mediodía a PONT DE SUERT donde debía realizar otra visita, como era la hora de la comida me fui a un restaurante, mi apetito había desaparecido, mis temores se acrecentaron cuando al descender por unas escaleras y al apoyarme con la mano izquierda en la barandilla, noté que mi mente no era consciente de la presencia de mi mano.La preocupación había alcanzado su más alto grado, sin embargo mi voluntad me empujaba a seguir adelante a pesar del temor que tenía en mi corazón, la hora de la entrevista llegó y una vez realizada, vi delante de mí un cuartel de los mozos de escuadra, preguntándome “¿pido ayuda?”, “¿Me voy a casa?” o “prosigo con el plan previsto”, y opté por esta última opción, dirigiéndome rumbo a Calatayud recorriendo la distancia de 200 km.Eran las 7 de la tarde cuando llegaba al hotel de Calatayud y todo seguía igual, durante la noche tocaba mi pierna que permanecía con la insensibilidad que había tenido durante todo el día.El 18 de Enero había amanecido con un sol espléndido, la noche fría había hecho descender la temperatura considerablemente por lo que el coche estaba totalmente cubierto de una fina capa de escarcha, eran las 8 de la mañana cuando me puse en dirección al pueblo de JARABA donde tenía previsto realizar una serie de visitas.Llegaba al pueblo indicado cuando la radio daban las señales horarias de las 9 de la mañana, al descender del automóvil, sentí de forma súbita en mi corazón unos intensos golpes como si un cuchillo quisiera abrirse camino en mi pecho, con mis manos apreté mi corazón todo cuanto pude ya que la sensación era de que iba a salirse de mi cuerpo.No había transcurrido más de un minuto cuando todo de nuevo volvió a la calma, tomé mi maleta y realicé la visita prevista, al regresar y entrar en el coche de nuevo sufrí otro ataque con los mismos síntomas de antes, es decir falta de aire en mis pulmones, intensos golpes como si dentro de mi corazón tuviera un caballo que daba coces intentando huir de mi interior, su duración fue similar al que había tenido media hora antes, volviéndome a plantear el regreso a casa ya que la situación estaba tomando unos derroteros que nada bueno parecía presagiar, preguntándome “¿Que hago?, ¿Vuelvo a casa o sigo con el plan previsto?. Mi primera decisión fue regresar pero esto representaba la pérdida de muchas horas de viaje, así como todos los gastos de desplazamiento desperdiciados, por lo que opté por seguir trabajando y en estas condiciones hice en el pueblo de JARABA las visitas que tenía planificadas.Las personas con las que deseaba hablar estaban en ZARAGOZA por lo que decidí trasladarme a dicha ciudad, una gran desconfianza había inundado todo mi ser, la distancia que separa el pueblo de JARABA de la autopista MADRID – ZARAGOZA la recorrí a velocidad muy lenta, pues sabía que en cualquier momento podría caer bajo los efectos de un nuevo ataque.Al llegar a la autopista puse rumbo a ZARAGOZA, pero al divisar a lo lejos la salida de CALATAYUD volví de nuevo a sentir los mismos síntomas, la respiración comenzó a ser entrecortada, unos latidos intensos en el corazón me hacía presagiar lo peor, todo mi cuerpo empezó a descoordinarse, con gran esfuerzo procuré no perder el control, como pude salí de la autopista intentando encontrar rápidamente un hospital.Mi impresión era que estaba bajo los efectos de un nuevo ataque al corazón, si bien no distinguía si era un infarto ó una angina de pecho, pedí a DIOS me ayudara a encontrar algún lugar donde pudiera ser atendido y de pronto surgió ante mis ojos una hermosa edificación que decía RESIDENCIA DE LOS ANCIANOS DESAMPARADOS DE CALATAYUD, haciendo un gran esfuerzo descendí del coche, subí las escaleras como pude no siendo capaz ni tan siquiera de abrir la puerta, apoyándome en el mostrador expliqué a la hermanita que estaba en la portería lo que me sucedía.No podía hablar con fluidez, mi voz era entrecortada por falta de aire, rápidamente llegó la superiora (Madre Mercedes) suministrándome una cafinitrina para intentar paliar los efectos del infarto, la ambulancia de los bomberos llegó a los pocos segundos, como pude volví a explicar los síntomas que tenía y que creía eran los de un ataque al corazón.La ambulancia se desplazó a toda velocidad por la ciudad de CATALAYUD siendo introducido urgentemente en un quirófano donde fui despojado rápidamente de mi ropa, unas ventosas colocaron en mi pecho para poder realizarme un electrocardiograma, fue en estos momentos cuando sentí que mi pierna izquierda desde la rodilla hasta la planta del pie estaba bajo un intenso dolor dándome la sensación que de un momento a otro todo mi ser iba a estallar.Rodeado de médicos y enfermeras la actividad era febril, oía que hablaban entre ellos pero era incapaz de entender lo que estaban diciendo, el sufrimiento era intensísimo, les gritaba con todas mis fuerzas una y otra vez, ¿Por qué me duele la pierna?, ¿Por qué me duele la pierna?.De pronto unos violentos movimientos espasmódicos empezaron a sacudir mi cabeza así como el estómago, y un dolor insoportable se extendió por el lado izquierdo de mi cuello alcanzándome hasta el oído, todo esto me hizo comprender que el final de mi vida había llegado a su término.LA VISITA DE LA HERMANA MUERTEEsta impresión se vio acrecentada al oír un sonido continuo que emitía la máquina del electro, lo que me hizo pensar que estaba bajo los efectos de un paro cardíaco, y comencé a dirigirme a DIOS, diciendo en voz alta, “PADRE”, “PADRE”, “PADRE”, “PADRE”, realizando la entrega total y definitiva de mi espíritu, alma y cuerpo.Era todo lo que tenía en esos momentos, esperando que en breves instantes se haría realidad lo que el rey David dijo: “Mis ojos verán un día al Rey en su hermosura” y me abandoné en sus manos.Habían transcurrido muy pocos segundos de mi abandono en las manos de nuestro PADRE-DIOS cuando comencé a sentir un profundo bienestar, las convulsiones estaban cesando, el dolor en mi pierna estaba remitiendo, mi estado físico parecía que volvía de nuevo a la normalidad, de repente sonó el portátil que en todo momento me había acompañado, era mi esposa para felicitarme en este día tan señalado, pues acababa de cumplir 57 años. Como el electrocardiograma no había detectado ninguna anomalía en el corazón los médicos creyeron que los síntomas eran provocados por algún problema cerebral, por lo que de nuevo una ambulancia me trasladó de forma urgente a Zaragoza.En lo más profundo de mi ser, es decir, en esa última estancia que todos tenemos, noté de forma muy sutil como que “alguien” estaba aprovechando estos acontecimientos para introducirme en la noche oscura, la noche del temor, de la duda, del pánico, del miedo a la muerte y por qué no decirlo en la noche oscura de la desesperación.Mi mente era como un campo de batalla donde se luchaba violentamente contra estos encarnizados enemigos, no permitiéndoles que estos “pensamientos” tan destructivos tuvieran tiempo suficiente para asentarse en el interior de mi corazón, así que procuraba reemplazarlos por la PALABRA de DIOS que tenía memorizada y que sabía que en aquellos momentos eran los únicos mensajes de paz, esperanza, confianza y amor que yo podía obtener de nuestro PADRE-DIOS.MI ENCUENTRO CON EL ABANDONODesde el trayecto de Calatayud a Zaragoza mi corazón fue sacudido por tres ataques más, lo que obligó a parar la ambulancia en medio de la autopista y solicitar consejo a los médicos para conocer qué se debía hacer en aquellos momentos, la orden fue proseguir hasta el hospital de Zaragoza, colocándoseme una mascarilla de oxígeno.Durante este trayecto seguí orando a DIOS diciendo con fe y profundo amor:“¡¡Bendito seas PADRE!!, ¡¡bendito seas PADRE!!, PADRE de mi Señor JHS que en tu misericordia lo resucitaste de entre los muertos, por esa misma misericordia se que yo también resucitaré pues, también soy hijo tuyo.PADRE, no tengo miedo a la muerte, pues sé que es el amanecer a un nuevo día, el día más hermoso de mi vida, el día del encuentro definitivo contigo, TÚ, que eres el AMOR.PADRE, no tengo miedo a la muerte, ya que es cruzar el umbral que me conduce hasta Ti”.Esta oración la iba repitiendo de forma continua y constante y en efecto, ya no tenía ningún temor a que me llegara el fin, pues no era el fin, sino el principio de mi nueva vida, vida que había sido ofrecida a DIOS como ofrenda de amor en el altar de aquella camilla, allí en el quirófano, por lo tanto ya no me pertenecía, ahora era totalmente de DIOS, y fue así como descubrí en qué consiste vivir el ABANDONO, el depositar toda mi confianza en las manos de nuestro PADRE-DIOS.EL DERRAMAMIENTO DEL ESPIRITU SANTO EN MÍLlegado al hospital de Zaragoza fui introducido en urgencias en espera que se me realizara un escáner para comprobar el alcance de la lesión que parecía ser cerebral.Al cabo de 2 horas se me realizó un escáner que mostraba un derrame cerebral, sin embargo, algo sorprendente estaba a punto de ocurrirme.Al ser trasladado a la habitación me encontré con un paciente que acompañado de su esposa, me preguntó la causa por la que estaba ingresado relatándole con detalle lo que acababa de vivir, la gran sorpresa se produjo en su respuesta:“Porque vemos que tiene su cara blanquecina, pues no podemos creer que una persona después de haber sufrido 7 ataques de corazón como Ud. dice y con un derrame cerebral pueda relatarlo con esa naturalidad y hasta con esa alegría”.Hasta aquel momento yo no había sido consciente de lo que había pasado en mi interior, pero notaba que un profundo gozo había inundado mi corazón de forma que era casi incapaz de poder hablar, tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no reirme, sentía en mi interior lo hermoso que es la vida, sentía como si DIOS me hubiera dado una nueva oportunidad, la oportunidad de seguir viviendo y vivir para dar testimonio de la manifestación de Su Amor por mí.Este gozo era tan intenso que no pude atender el teléfono durante unos cuantos días, pues apenas podía hablar de la alegría tan profunda que tenía, era como si mi alma hubiera sido inundada del agua viva que procede del E.S. de DIOS. A mi mente vino el recuerdo de la manifestación del ESPIRITU en Pentecostés, cuando aquellas personas que estaban en el aposento alto fueron llenas del Amor de DIOS, apareciendo ante el pueblo de Israel como totalmente ebrios, cuando en realidad era simplemente el gozo que tiene la persona cuando cae bajo la unción del ESPIRITU.Algo parecido sé que me ocurrió a mí ese día, era una alegría sobrenatural que estaba por encima de los problemas circunstanciales que estaba viviendo en aquellos momentos, era como si la unción del SEÑOR hubiera sido derramada sobre mí, como una especie de bautismo por inmersión no en el agua sino en el ESPIRITU.Por la similitud del gozo que pudieron experimentar aquellas 120 personas que aparecieron delante de los judíos como ebrios (Hechos 2, 15) yo le he llamado a esta experiencia mística vivida “LA SANTA BORRACHERA en EL ESPIRITU de DIOS”.CONCLUSIONNinguna prevención se me ha prescrito, no tomo ninguna medicación, ni realizo ningún régimen alimenticio, lo que quiere decir que estoy en las mismas condiciones que antes del derrame cerebral, esto me hace pensar que si se dieran los mismos factores que los acontecidos en aquel día de enero del 2.000 puedo morir instantáneamente.Ahora todo está en sus manos, nada puedo hacer sino vivir alegre, tranquilo y confiado, abandonado totalmente a su voluntad porque ahora sí, su voluntad es también la mía.“Sé que el corazón de DIOS se goza con infinita alegría cuando la fe de sus hijos se manifiesta aun en medio del dolor, en medio del sufrimiento y aun a las puertas de la misma muerte, cantando en nuestros corazones cantos de alabanza, de bendición, de esperanza y de confianza al DIOS que es nuestro PADRE y ÉL es, nuestro único y gran AMOR.”POR EL ABANDONO HACIA DIOSAbandono, palabra muy ambigua que fácilmente puede llevarnos a la confusión y sin embargo a través de la experiencia vivida el 17-01-2000 fecha de mi derrame cerebral, adquirió para mí un significado claro y muy nítido de lo que iba a representar desde aquel momento mi existencia, vivir “el abandono en las manos de DIOS”.POEMA "A LAS DOS PERLAS DE DIOS"Iba navegando tranquilamente en una barca de pequeño velamen y dos remos,por el océano de esta vida hacia el puerto de mi destino eterno,donde sabía y sé que me espera mi PADRE-DIOS con sus brazos abiertos,que vive en mí y también en las alturas, allí en los cielos.El mar estaba en una profunda calma,el sol se hallaba en su cenit en lo más alto del cielo,brillando con fuerza y con gran resplandor,nada me hacía presagiarla gran tormenta que a punto iba a estallar.Sin saber ni cómo, ni donde, ni por qué, negras y espesas nubes me envolvieron,vientos huracanados zarandeaban de un lado a otro mi pequeña embarcación,temiendo hundirme en las profundidades tenebrosas de aquel embravecido infierno,mis ojos puse en AQUEL, capaz de serenar aún, los más impetuosos vientos.Mi barca hacía aguas,mi barca se hundía por momentos,aceptado tenía mi desaparición en la inmensidad del mar,sabiendo que esta tierra no volvería a verla jamás.De pronto, de mi interior surgió una plegaria dirigida a DIOS,susurrando lentamente la palabra PADRE, por 4 veces hice su repetición,palabra que lo contenía todo, fe, confianza y un profundo amor,esperando me acogiera de inmediato en su reino,abandonándome en las manos de mi CREADOR,pues, al fin y al cabo hijo amado era, y soy de DIOS.Al realizar aquella oración, la tempestad de pronto se calmó,el sol comenzó de nuevo a resplandecer con luminosidad y con fuerza,la barca se había salvado de aquel seguro naufragio,dándome el SEÑOR un tiempo adicional para prolongar mi existencia.Por el ímpetu de la tormenta los remos se habían perdido,mi vida desde entonces controlada y dirigida es por el viento divino,viento que permanecerá en calma en muchos momentos,y en otros, serán suaves brisas y llegarán también ciclones violentos.Ahora mi existir consiste en dejar haceral que mora por la fe en mi interior,poner el velamen de mi barca en la dirección correcta,y navegar con esos vientos, vientos que proceden de Su Amor.Con esta metáfora he querido expresar lo vivido el 17-01-2000 con el título “LAS DOS PERLAS DE DIOS”y que todo queda resumido en esta oración:"Si de verdad unido a Tí estoy por el amor,y mi única voluntad es hacer Tú deseo,que más me da estar en la tierra que en el cielo,todo lo que Tú permitas en mi vida, yo lo acepto.Nada quiero amar que Tú no ames,como nada quiero desear que Tú no desees,ya sean las flores o las espinas que hayan en el sendero,todo lo que Tú permitas en mi vida, yo lo acepto,Quiero acabar con este sincero deseo que bien podría ser asumido por AQUEL que es el ETERNO:“Bienaventurados los que vieron la luz de las estrellas,aunque era de noche y la tierra cubierta está de tinieblas”.Isidro
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