El sueño es un proceso fisiológico esencial que está relacionado directamente con la calidad de vida así como con la sensación de bienestar de las personas (Aguilera, Díaz y Sánchez, 2012).
La calidad del sueño no sólo implica conciliarlo y mantenerlo durante una cantidad determinada de horas durante la noche, sino que supone que en tal proceso se producen actividades neurovegetativas de vital importancia para la reparación y mantención del organismo (Masalán, P.M., 2013).
La palabra sueño se deriva del latín “somnum” y su raíz original se conserva en las palabras somnífero, somnoliento y sonámbulo. Según el Diccionario de la Real Academia Española, significa el acto de dormir como el deseo de hacerlo (Navarrete, 2007).
Factores que afectan la calidad de sueño en pacientes hospitalizados
Existencia de patología previa de sueño
Consumo habitual de sedantes
Nivel de ansiedad
Variables ambientales: ruido, iluminación inadecuada, falta de comodidad del inmobiliario, etc.
Patologías que cursan con dolor moderado a severo.
(Ledda A. et. al. 2012)
El sueño se divide en dos estadios principales: el de movimientos oculares no-rápidos (NREM, del inglés Non Rapid Eye Movement) o sueño de ondas lentas y el sueño de movimientos oculares rápidos (REM, del inglés Rapid Eye Movement) (Tresguerres et al, 2010).
Dos grupos de áreas cerebrales son responsables de la alternancia regular de la vigilia y del sueño: El sistema reticular activador ascendente (SRAA), que favorece la vigilia, se localiza en la parte rostral del tronco encefálico y en el hipotálamo posterior, se caracteriza por su alta conectividad, recibiendo fibras aferentes de distintas procedencias y mandando eferencias hacia distintos sectores del SNC (Torterolo, 2010)
El reloj circadiano, situado en el núcleo supraquiasmático (NSQ) en el hipotálamo, controla la secreción de melatonina (MLT) una hormona neuroendocrina de la glándula pineal. Estudios recientes han demostrado que también se produce extraperitoneal incluyendo ovario, placenta, riñones, tracto gastrointestinal (GIT), tracto respiratorio, glándulas salivales y la retina. Esta hormona es conocida como la "expresión química de oscuridad" ya que se caracteriza por niveles elevados en la sangre en la noche. A su vez su secreción se suprime por la luz de acuerdo con una curva de respuesta a la dosis de tal manera que la MLT incluso puede ser suprimida por la luz artificial (Ambaldhage, 2016).
Sueño NREM: Inicia con el sueño ligero, Temperatura, frecuencia cardíaca y respiratoria comienzan a disminuir paulatinamente.
(Tresguerres et al, 2010)
Sueño REM es controlado por la actividad de las neuronas colinérgicas que despolarizan las neuronas inhibitorias GABAérgicas del núcleo reticularis. Esta despolarización previene la hiperpolarización que activa los canales de Ca2+ de bajo umbral, con lo que se inician los disparos rítmicos de las neuronas reticulares. En la ausencia de estos disparos de las neuronas reticulares, las neuronas talamocorticales transmiten disparos asincrónicamente, estos disparos asincrónicos son los que dan al REM sus características ondas de bajo voltaje en el EEG. (Kandel. 2000)
Tono de todos los músculos disminuye, excepto, músculos respiratorios, esfínter vesical y anal (Tresguerres et al, 2010)
Recomendaciones para mejorar la calidad de sueño en los pacientes hospitalizados :
El cuidado nocturno debe centrarse en maximizar el confort personal y minimizar las interrupciones.
En segundo lugar, cada paciente tiene su propia percepción de la alteración del sueño, la efectividad y la calidad, por lo tanto, las estrategias para maximizar el sueño deben ser individualizadas.
Puede haber estrategias comunes apropiadas para las condiciones comunes, tales como el manejo efectivo del dolor para mejorar el sueño postoperatorio y el acomodamiento de las rutinas personales para los pacientes mayores de más tiempo.
Finalmente, se debe alentar a los pacientes y proveedores de atención médica a que evalúen sistemáticamente los patrones de sueño para determinar la calidad y la efectividad e identificar las deficiencias. (Tranmer, et. al., 2003)