El nombre es parte esencial de la formación de la identidad de los niños y de que ellos existen. Es frecuente escuchar en los niños que al ver una palabra escrita dicen: “ésa letra la tiene mi nombre”, o cuando intentan escribirlo “esa palabra la lleva mi nombre”.
Si bien hay quienes al preguntarle cómo se llaman dicen su nombre en diminutivo, o mencionan un apodo, hay otros que al preguntarles mencionan su nombre con todo y apellidos, porque en casa así les enseñaron. Pero no por eso lo saben escribir. Es por ello que se propone trabajar diversas actividades a partir del nombre propio.
Los alumnos deben observar actividades de lecto-escritura y darles a conocer la importancia que esto tiene en su vida cotidiana. Con la intención de que se involucren en todas las actividades, pero sobre todo debe existir motivación por parte de la educadora y apoyo por parte de padres de familia.
La intención no sólo es que conozcan su nombre, sino que descubran las letras que lo forman, a través de la escucha, mediante la lectura o de forma escrita. Que poco a poco vayan identificando otras letras y otras palabras.
Hay actividades con el nombre que pueden trabajarse de manera cotidiana, desde el pase de lista, hasta la identificación de sus pertenencias o escribir su nombre en los trabajos.