«No se llega a comprender humanamente cómo esta sierva de Dios ha podido realizar tantos menesteres de caridad; hacer y, más aún, ir a la busca de tantas obras de caridad».
Estas palabras, escritas por el primer biógrafo de Santa Luisa de Marillac, describen la infatigable energía de una vida dedicada a dar una respuesta de amor a las llamadas de los pobres.
Desde el comienzo mismo de su misión al servicio de las Caridades, misión que comenzó por visitas de animación en mayo de 1629, el señor Vicente reconoce: «Es usted una mujer valiente por haber acomodado de esta forma el reglamento de la Caridad, y me parece bien»; y también: «¡Dios mío, usted es una mujer valiente por haber hecho todo lo que me dice! Ánimo, no hay que detenerse en este buen camino».