John Broadus Watson nació en Greenville (Carolina del Sur, Estados Unidos) en 1878 y falleció en Nueva York en 1958.
Estudió en la Universidad de Chicago y se graduó en 1903. Escribió muchos artículos científicos, uno de los primeros llamado “Educación animal: un estudio experimental sobre el desarrollo psíquico de una rata blanca, en correlación con el crecimiento de su sistema nervioso”. Describe la relación entre la mielinización del cerebro y la capacidad de aprendizaje en los roedores.
Watson trabajó en la Universidad John Hopkins durante 14 años, y allí realizó una gran cantidad de experimentos sobre el aprendizaje de las aves. En 1920 dejó su empleo en la Universidad por culpa de unos rumores acerca de una relación sentimental con su asistente Rosalie Reyner, con quien realizó su famoso experimento con “el pequeño Albert". Entonces pasó a trabajar como psicólogo en la empresa Thompson, y se interesó por el campo de la publicidad.
Como profesor de Psicología en la Universidad John Hopkins (Estados Unidos) entre 1908 y 1920, Watson fue considerado una de las figuras más influyentes y decisivas del siglo pasado. Su trabajo se estudia hoy en día en todas las facultades de psicología alrededor del globo, y es una de las bases del aprendizaje y del tratamiento de algunas psicopatologías como las fobias. Por tanto, sus conclusiones no pueden faltar en cualquier libro de introducción a la psicología.
Aunque su carrera como académico fue corta, su legado ha sido muy debatido durante casi un siglo. Watson ayudó a definir el estudio del comportamiento y la psicología como ciencia, y enfatizó en la importancia del aprendizaje y la influencia del contexto en el desarrollo de los seres humanos.
Watson popularizó el Conductismo
Fue un conductista radical, un antimentalista, y, como tal, criticó a Sigmund Freud y el psicoanálisis, ya que afirmaba que el estudio de la conciencia y la introspección no tenían cabida en la psicología como ciencia. La psicología según Watson, solo tenía sentido a través de la conducta observable y medible, y por eso, sus experimentos se realizaban en el laboratorio, donde podía manipular el entorno y controlar el comportamiento de sus sujetos.
El objetivo del conductismo es hacer de la psicología una ciencia natural, y por tanto, debe tener unos métodos que permitan observar, medir y predecir variables. John B. Watson siempre será recordado como la persona que acuñó y popularizó el conductismo gracias a sus publicaciones y sus investigaciones.
El condicionamiento clásico
Las aportaciones de Watson al conductismo se deben a sus experimentos de condicionamiento clásico, un tipo de aprendizaje que implica respuestas automáticas o reflejas, y que se caracteriza por la creación de una conexión entre un estímulo nuevo y un reflejo ya existente. Es decir, es un tipo de aprendizaje según el cual un estímulo neutro, que no provoca una respuesta, llega a poder provocarla gracias a la conexión asociativa de este estímulo con el estímulo que normalmente provoca dicha respuesta.
John Watson se inspiró en las investigaciones del psicólogo ruso Ivan Pavlov, pero, además, pensó que el condicionamiento clásico también explicaba el aprendizaje en los humanos. Watson tenía claro que que las emociones también se aprendían mediante la asociación condicionada, por lo que las diferencias en el comportamiento entre humanos eran causa de las distintas experiencias que cada uno vivía.
Para poner a prueba su hipótesis de que las emociones podían aprenderse por la asociación condicionada, Watson utilizó a un niño de 11 meses llamado Albert como sujeto experimental. Hay que mencionar que este estudio no podría llevarse a cabo en la actualidad por incumpir la ética científica.
Albert fue llevado al laboratorio donde se le presentaba una rata blanca. Cuando el pequeño se acercaba para tocarla, Watson golpeaba una barra metálica con un martillo. Como consecuencia del fuerte golpe, el bebé se alteraba y fruto del miedo se ponía a llorar. Watson repitió este proceso media docena de veces, y observó que, tras distintos ensayos, el pequeño Albert se asustaba simplemente por el hecho de ver la rata blanca. Albert había aprendido que cada vez que la rata aparecía, el martillo golpearía la tabla metálica. Es decir, que anticipaba el fuerte golpe.
Este es el mecanismo más frecuente de adquisición de fobias, un fuerte miedo irracional que sufren algunas personas como consecuencia de que asocian experiencias negativas a la presencia de alguna cosa (volar en avión, arañas, payasos, entre otras muchas).
Albert Bandura es uno de los psicólogos más conocidos de la historia de la ciencia del comportamiento humano.
Ostenta el honor de ser reconocido como el psicólogo vivo más importante y se le ha comparado con otros ya fallecidos de la talla de Freud. No obstante, su pensamiento no es para nada freudiano, ni tampoco conductista como muchos siguen creyendo a día de hoy.
Ideólogo de la teoría del aprendizaje social y autor muy prolífico, su vida está marcada por una gran contribución a la psicología y por haber cambiado la visión que se tenía sobre el aprendizaje a mitad del siglo pasado.
El experimento del muñeco Bobo es seguramente la investigación sobre las conductas de imitación más famosa de los que haya realizado Albert Bandura.
Esta investigación se llevó a cabo en 1961 y consistió en hacer que varios niños vieran una película y otros, no. En ella se mostraba a varios adultos agrediendo tanto física como verbalmente a un muñeco hinchable, llamado Bobo. A continuación, tanto los niños que habían visto el filme como aquellos que no eran llevados a un cuarto en donde se encontraba Bobo. Los niños que habían visto el vídeo se comportaban de forma similar a como lo habían hecho los adultos, siendo violentos con el muñeco.
Este hallazgo supuso un gran descubrimiento en los años 60’, dado que chocaba con la idea principal del conductismo, la cual defendía que el comportamiento humano estaba motivado únicamente por la presencia de premios y castigos, no de simples conductas de imitación sin recompensa alguna.
Pie de foto: : Pero Bandura demostró lo contrario, que el aprendizaje era más bien el resultado de la imitación del niño al ver a tanto iguales como a sus padres y otros adultos hacer determinadas acciones.
Diapositiva 11
Son muchas las personas e, incluso, libros especializados en psicología, los que relacionan la figura de Albert Bandura con la del conductismo. No obstante, cabe decir que este autor siempre ha considerado que su punto de vista no coincide con todas las ideas defendidas por los psicólogos conductistas.
De hecho, en sus principios, este autor defendía la idea de que era simplista reducir todo el comportamiento humano en términos de relaciones causa y efecto. Sin embargo, cabe decir que en varios de sus trabajos hace uso de términos propiamente conductistas, como lo son estímulo y respuesta, entre otros.
De acuerdo con el propio Bandura, su visión del comportamiento humano podría incluirse dentro de lo que se ha denominado como cognitivismo social, una corriente que disiente bastante del conductismo tradicional.
Albert Bandura tiene el mérito de ser el psicólogo vivo más citado a lo largo de todo el mundo, y de entre todo los psicólogos, tanto vivos como muertos, estar en el cuarto lugar, solo por detrás de B. F. Skinner, Sigmund Freud y Jean Piaget. Las obras de Bandura, pese a que en muchas ocasiones son consideradas conductistas, han contribuido a que se diera lo que se ha denominado "la revolución cognitiva", iniciada a finales de los 60’, afectando a múltiples campos de la psicología.
Ha escrito algunos libros, entre los cuales destaca Agresión: un análisis del aprendizaje social de 1973, en el que se centró en los orígenes de la agresión y la importancia que adquiría al ser imitada por aprendizaje vicario. También, y para nada omitible, esta su obra Teoría del aprendizaje social, de 1977, en donde se explicaba con mucho detalle su visión sobre este tipo de aprendizaje.
Pie de foto: : Entre los honores que ha podido ostentar este psicólogo han sido el ser el presidente de la APA en 1974, además de recibir dos premios procedentes de esta misma asociación en los años 1980 y 2004 por su contribución científica.