Creado por Yari Juarez
hace más de 3 años
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Pregunta | Respuesta |
Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia | Presidido por el Santo Padre Francisco |
Trabajo mutuo y colaborativo | Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. |
Miedo o fe |
Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con
un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
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Siempre existirá un interés |
No te importa: pensaron
que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras
familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”.
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Sin límites |
La tempestad pone al descubierto
todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas
tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras
raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria
para hacerle frente a la adversidad.
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Estereotipos | Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar. |
Confianza | Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. |
Uno mismo | Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). |
La salvación |
El comienzo de la fe es saber que necesitamos la
salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos.
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Esperanza | No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza. |
Sin límites | Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7). |
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