Es un psiquiatra
norteamericano y
profesor emérito del
Departamento de
Psiquiatría de la
Universidad de
Pennsylvania.
Beck es conocido como el padre de la Terapia
Cognitiva y es el creador de muchas escalas e
inventarios auto-aplicables ampliamente usados
por los profesionales de salud mental en todo el
mundo.
Entre estos instrumentos están el
Inventario de depresión, la Escala de
desesperanza, la Escala de Ideación
suicida, el inventario de ansiedad, etc.
Este tipo de terapia es un procedimiento activo,
directivo, estructurado y de tiempo limitado que se
utiliza para tratar distintas alteraciones
psiquiátricas (por ejemplo, la depresión, la ansiedad,
las fobias, problemas relacionados con el dolor, etc.).
Se basa en el supuesto teórico de que los afectos y la conducta
de una persona están determinados en gran medida por el
modo que ésta tiene de estructurar el mundo en su mente.
Las técnicas terapéuticas utilizadas en este tipo
de tratamiento van encaminadas a identificar y
modificar las conceptualizaciones distorsionadas
y las falsas creencias (esquemas) que subyacen a
estas cogniciones.
Se lleva a cabo a través de una amplia variedad de técnicas
cognitivas y conductuales con las cuales se delimitan y se
ponen a prueba las falsas creencias y los supuestos actos
desadaptativos específicos del paciente. Estas técnicas son
muy específicas y están diseñadas para enseñar las siguientes
operaciones al paciente deprimido
1. controlar los pensamientos
(cogniciones) automáticos
negativos
2. identificar las
relaciones entre
cognición, afecto y
conducta
3. Examinar la evidencia a favor y en
contra de los pensamientos
distorsionados
4. Sustituir estas cogniciones desviadas por
interpretaciones más realistas
5. Aprender a identificar y modificar las
falsas creencias que le predisponen a
distorsionar las experiencias.
El Dr. Aaron Beck es distinguido por su labor de investigación en psicoterapia,
psicopatología, suicidio y psicometría, todo lo cual le condujo a la creación de la
terapia cognitiva, por lo que en 2006, recibió el premio de la Fundación Lasker a la
Investigación Clínica.
El movimiento de la terapia de la conducta impulsó
fuertemente el desarrollo de la terapia cognitiva, pues
planteaba gran rigor para practicar las ciencias del
comportamiento mediante el “conductismo
metodológico”.