Es el resultado de la reactivación de la infección por el
virus varicela-zoster (VVZ)
Padecimiento frecuente en los adultos mayores, con un riesgo de presentarlo
a lo largo de la vida del 30% y hasta del 50% entre las personas de 85 años de
edad.
La incidencia es similar alrededor del mundo y se
relaciona con la edad:
2-3/1000 personas/año en el
grupo de edad de 20-50 años
5/1000 en los de 60 años de edad,
6-7/1000 en los de 70-80 años
1/100 en los mayores de 80 años
Los factores de riesgo para la presentación de HZ en el adulto mayor se
modifican con respecto a otros grupos poblacionales.
Los cambios en el sistema inmunitario asociados a la edad
(inmunosenescencia) son los principales factores de riesgo
relacionados con la presentación del HZ
Diferentes condiciones médicas se han identificado como
factores de riesgo para la presentación del HZ, entre estas se encuentra
la artritis reumatoide
la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC)
la enfermedad renal crónica y la depresión
En la evolución de la enfermedad el paciente presenta:
Cefalea
Fotofobia
Malestar general
IMPORTANTE
Típicamente el HZ se presenta con dolor y una erupción de vesículas que siguen el trayecto de un
dermatoma, que puede aparecer en la cara, el tronco o las extremidades, pero que nunca cruza la
línea media
La complicación cutánea más frecuente en el adulto mayor es la sobreinfección bacteriana.
Tratamiento
Antivirales
Los antivirales sistémicos pueden reducir la gravedad de la erupción y limitar el dolor agudo.
Uso de Corticoides
Los corticoesteroides sistémicos administrados en las primeras 72 horas del inicio de la erupción han
demostrado un importante beneficio en el tratamiento
Tratamiento del Dolor
Se debe iniciar con paracetamol para los pacientes con dolor leve, ya sea solo o en combinación
El uso de antiinflamatorios no esteroideos deberá restringirse a periodos cortos de tiempo, en
algunos pacientes, por su nefrotoxicidad y posible daño gastrointestinal
Los efectos adversos de los opiáceos analgésicos, ya sean de corta o larga duración, incluyen
somnolencia, enlentecimiento
cognitivo, náusea, constipación
y prurito
Tratamiento no farmacológico
Existen otras opciones para el tratamiento de la NPH que aún requieren mayores estudios para
demostrar su eficacia. Entre ellas se encuentran
Cirugía: estimulación eléctrica del tálamo,
cordotomía anterolateral y
electrocoagulación de las raíces dorsales.
Aplicación de toxina botulínica tipo A
Técnicas invasivas, como los bloqueos
nerviosos y la administración intratecal de
anestésicos locales o glucocorticoides.