Es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer
sus propias necesidades.
Sus antecedentes se remontan a los años 50 del siglo XX, cuando
germinan preocupaciones en torno a los daños al medio ambiente
causados por la segunda guerra mundial. Sin embargo, es hasta 1987
cuando la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo
(CMMAD) de las Naciones Unidas, presidida por la Dra. Gro Harlem
Brundtland, presenta el informe “Nuestro Futuro Común”, conocido
también como “Informe Brundtland”, en el que se difunde y acuña la
definición más conocida sobre el desarrollo sustentable.
Un desarrollo que tome en cuenta la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes
Para generar necesidades que sean satisfactorias se requiere abordar aspectos como: A. El patrón demográfico.
B. La equidad social. C. Nuevas políticas para nuevas instituciones. D. Una nueva cultura civilizatoria.
Un desarrollo respetuoso del medio ambiente
La premisa central que sostiene esta tesis implica que el desarrollo no debe degradar el medio
ambiente biofísico ni agotar los recursos naturales. Esta premisa es la que le ha dado sentido a
toda la concertación internacional promoviendo la reflexión sobre cómo compatibilizar las
necesidades y aspiraciones de las sociedades humanas, con el mantenimiento de la integridad
de los sistemas naturales.
Además, se reconoce que el deterioro ambiental de las actividades humanas no es un fenómeno homogéneo,
sino que depende de los estilos de desarrollo, el modo de vida y las condiciones del entorno.
Un desarrollo que no sacrifique los derechos de las generaciones futuras
La pobreza no puede aumentar ahora ya que los pobres no pueden ser más pobres
en el futuro y los sectores y países ricos deben necesariamente reducir sus niveles
de vida y de consumo a fin de no hipotecar el presente y el futuro del planeta.
Asimismo, mantener a largo plazo la integridad del ecosistema planetario es
también un requisito de la sustentabilidad de las generaciones presentes.
En efecto, desde esta perspectiva, el concepto desarrollo sustentable emerge como una propuesta conceptual
holística que articula al menos cinco dimensiones: la económica, la ambiental, la social, la política y la cultural.
Dentro de estas dimensiones se abarcan temas como la equidad, las oportunidades de empleo, el acceso a bienes
de producción, los impactos ambientales, el gasto social, la igualdad de género, el buen gobierno, una sociedad
civil activa en términos de participación social, entre otros, considerándose tanto aspectos cuantitativos como
cualitativos del desarrollo.
El desarrollo sustentable en México
Ante el creciente reclamo de la sociedad civil por la aparición de estas crisis, en la década de los setenta se
crearon las primeras instituciones para atender los problemas derivados de la contaminación: en 1971 se
promulgó la Ley Federal para Prevenir y Controlar la Contaminación Ambiental; en 1972 se creó la
Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente, en el marco de la Secretaría de Salud y Asistencia Pública, y en
1976 se estableció la Dirección General de Ecología Urbana dentro de la Secretaría de Asentamientos
Humanos y Obras Públicas.
El primer antecedente en el país data de 1983, cuando se creó la Subsecretaría de Ecología en el seno
de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE). Fue en 1988 cuando el proceso mundial
agitado por el “Informe Brundtland” abre el tránsito hacia la sustentabilidad y de manera particular
hace eco en México con la promulgación de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al
Ambiente (LGEEPA).
En 1994, México da un gran salto institucional con la creación de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos
Naturales y Pesca (SEMARNAP). En el 2000, la SEMARNAP pasó a ser la Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (SEMARNAT) y el ámbito de responsabilidad de la pesca fue absorbido por el sector
agropecuario. Y a partir de ese momento se han producido diversos cambios en la ingeniería institucional del
sector gubernamental asociado a la gestión ambiental, los cuales buscan responder mejor a las complejas tareas
que supone esta actividad. Algunas leyes relevantes que se han promulgado son:
La Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección del Medio Ambiente (1988, reformas en 2015) Ley
General de Vida Silvestre (2000, reformas en 2018) Ley de Aguas Nacionales (1992, reformas en 2016) Ley
General de Pesca y Acuacultura Sustentables (2007, reformas en 2018) Ley General de Desarrollo Forestal
Sustentable (2003, reformas en 2018) Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (2005)
Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (2013, reformas en 2018) Ley de Desarrollo
Rural Sustentable (2001, reformas en 2018). Además del fortalecimiento que se le ha dado al marco
institucional con la creación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en el año 2000
y la Comisión Nacional Forestal en el 2001.
El Desarrollo Sustentable y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Este concepto tuvo diversos antecedentes como la amenaza de la destrucción ecológica, la extinción de especies,
el aumento de la contaminación, el cambio climático y los daños a la capa de ozono de tal forma que el desarrollo
sustentable plantea la satisfacción continua de las necesidades presentes y futuras, alcanzar un equilibrio e
interacción entre los aspectos, social, económico y ambiental que permita una distribución igualitaria de recursos
y el acceso de oportunidades para las comunidades más vulnerables.
Este equilibrio conlleva a un crecimiento económico con estrategias productivas que apoyen el progreso social y
respeten el medio ambiente, lo cual exige la adopción de políticas locales y globales orientadas hacia la
sustentabilidad, así como la participación activa de la comunidad, organizaciones sociales, instituciones
educativas, económicas y políticas en los procesos de diálogo y toma de decisiones respecto al presente y futuro
de las comunidades locales, regionales y nacionales. Además, implica un cambio en la educación, nuevas formas
de pensar y actuar y la aplicación de nuevos modelos con una visión holística, que promuevan el cuidado del
medio ambiente, el bienestar social y una mejor calidad de vida de las personas.
Conclusión
Yo entendí que promueve la satisfacción de las necesidades de la humanidad, sin
poner en peligro las posibilidades de las futuras generaciones en cuestión a sus
necesidades. A sí mismo el desarrollo sustentable nos brinda como beneficio
conservar los recursos naturales y así cuidar el planeta aumentando el crecimiento
en el desarrollo de la humanidad.
En 1992, la SEDUE se transformó en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) para propiciar un marco
institucional más articulado entre las políticas sociales y ambientales. Luego se originó el Instituto Nacional de
Ecología (INE) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). En el mismo año también se
creó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).