Conocida originalmente como Santa Sofía de
Constantinopla, en sus 1.500 años de existencia ha sido
lugar de culto tanto para cristianos ortodoxos y católicos
como para musulmanes, ha estado bajo dominio de
diferentes imperios y sufrido sendas transformaciones.
Aunque hoy es un museo, Santa Sofía fue primero
una basílica y luego una mezquita.
Situada en el punto más alto de Estambul, Santa Sofía
define la panorámica de la ciudad. Sus cuatro minaretes y
su cúpula de más de 30 metros de diámetro son la imagen
más característica de la metrópolis turca.
El interior de Santa Sofía resulta sobrecogedor: las
dimensiones de la sala principal (70 por 74 metros), la
iluminación difusa y las columnas monolíticas reciben a los
visitantes con los brazos abiertos.
En un polémico fallo, un tribunal en Turquía autorizó que el
monumento sea reconvertido en templo musulmán, una
decisión que no sólo enfrenta a Grecia y Turquía, sino que
genera preocupación internacional por el destino de este
patrimonio de la humanidad.
"Sofia" es la palabra griega de sabiduría, así que quiere
decir la Santa Sabiduría.