La asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el que la persona ni
agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende
sus derechos.
Se trata de una categoría de comunicación vinculada con la alta autoestima y que puede
aprenderse como parte de un proceso amplio de desarrollo emocional. La define como una forma
de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar
nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir,
actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica
de la ansiedad, la culpa o la rabia.
Todas las personas tenemos derecho a ser tratadas con cortesía y respeto. Cuando defendemos
nuestros derechos nos respetamos a nosotras mismas y obtenemos el respeto de los demás. Cuando
hacemos lo que es correcto para nosotras, nos sentimos mejor con nosotras mismas y tenemos una
relación más auténtica y satisfactoria con nosotras mismas. Al sacrificar nuestros derechos, estamos
entrenando a otras personas para que nos traten de forma incorrecta. Ganaremos mucho de la vida si
somos libres y capaces de defender nuestros derechos a la vez que potenciamos los mismos derechos
en las demás personas. Tenemos derecho a expresarnos mientras no violemos los derechos de otras
personas. Si no decimos a las demás cómo nos afecta su comportamiento, les estamos negando la
oportunidad de cambiar. Cuando no permitimos que conozcan nuestros sentimientos, de alguna
manera, estamos manipulando a la otra persona. Todo el mundo se beneficia del comportamiento
asertivo.
La asertividad comienza con la creencia de que todas las personas tienen DERECHOS BÁSICOS
incluyendo los siguientes: 1) Ser tratados con respeto y consideración. 2) Tener y expresar
directamente opiniones propias y sentimientos, incluido el enfado. 3) Expresar talentos propios e
intereses a través de cualquier medio. 4) Equivocarse. 5) Marcar sus propias prioridades para
satisfacer sus necesidades. 6) Ser tratada como persona adulta capaz sin paternalismos. 7) Ser
escuchados y tomados en serio. 8) Ser independiente. 9) Pedir a alguien que cambie su conducta,
cuando viola los derechos ajenos. 10) Cambiar de opinión. 11) No saber o no entender algo. 12)
Decir no sin sentirse culpable o egoísta. 13) Pedir algo. 14) Supone una orientación activa hacia la
vida.
La conducta pasiva: Es aquel estilo de comunicación propio de personas que evitan mostrar sus
sentimientos o pensamientos por temor a ser rechazados o incomprendidos o a ofender a otras
personas. Infravaloran sus propias opiniones y necesidades y dan un valor superior a las de los
demás.
La conducta agresiva: Este estilo de comunicación se sitúa en un plano opuesto a la pasividad,
caracterizándose por la sobrevaloración de las opiniones y sentimientos personales, obviando o
incluso despreciando los de los demás.
La conducta asertiva: Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, dándoles la
misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo,
aceptando que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia y evitando los
conflictos sin por ello dejar de expresar lo que se quiere de forma directa, abierta y honesta. No
van a ganar, sino a llegar a un acuerdo. Una persona asertiva suele ser tolerante, acepta los
errores, propone soluciones factibles sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena
pacíficamente a las personas que les atacan verbalmente.