Los árbitros pueden detener el juego en caso de lesión de uno o varios jugadores.
Si el balón está vivo cuando se produce una lesión, los árbitros no harán sonar su
silbato hasta que:
El equipo con control del balón haya lanzado a canasta.
El equipo con el control haya
perdido el balón.
El equipo con el control se abstenga de jugarlo o el balón quede muerto.
Si el jugador lesionado no puede continuar jugando inmediatamente (en
aproximadamente 15 segundos) o si recibe asistencia, debe ser sustituido.
Pueden entrar en el terreno de juego, solo
con el con permiso del árbitro.
Los entrenadores, ayudantes de entrenador, sustitutos, jugadores excluidos y
miembros de la delegación acompañante.
Un médico puede entrar al terreno de juego, sin el permiso del árbitro si, en su
opinión, el jugador lesionado precisa atención médica inmediata.
Cualquier jugador que sangre o presente una herida abierta durante el partido
deberá ser sustituido.
Si el jugador lesionado o cualquier jugador que sangre o presente una herida abierta
se recupera durante un tiempo muerto concedido a cualquiera de los equipos dicho jugador
podrá continuar jugando.
Cualquier jugador que haya sido designado por el entrenador para comenzar el
partido o que sea atendido entre tiros libres puede ser sustituido en caso de lesión.