fue una niña colombiana de 13 años, víctima del volcán Nevado del Ruiz durante la
erupción que arrasó con el pueblo de Armero, Colombia. Adquirió reconocimiento mundial
al estar tres días atrapada en el lodo y restos de su propia casa, mientras las
cámaras de televisión transmitían incesantemente sus últimas horas de vida.
Actualmente, en el sitio donde padeció su agonía, una valla, producto de la investigación
que adelanta la Fundación Armando Armero y que hace parte del Centro de
Interpretación de la Memoria y la Tragedia de Armero, cuenta su historia.
Tenía 13 años y en el momento de la tragedia de Armero vivía con su hermano menor,
su padre y su tía. Su madre, durante la tragedia, se encontraba en Bogotá en un viaje
de negocios. Durante el tiempo que Omayra se mantuvo atascada siempre estuvo
encima de los cuerpos de sus familiares fallecidos. Cuando los socorristas intentaron
ayudarla, comprobaron que era imposible; para sacarla necesitaban amputarle las
piernas. Sin embargo, carecían de equipos de cirugía y podría fallecer; la otra opción era
traer una moto-bomba que succionara el cada vez más alto nivel del agua en que
estaba sumergida. La única moto-bomba disponible estaba en Medellín, lejos del sitio, y
pertenecía a EPM (Empresas Públicas de Medellín) En la entrevista, Omayra Sánchez
había dicho sus últimas palabras a su mamá: "Madre, si me escuchas, quiero que reces
por mí para que todo salga bien". Omayra se mostró fuerte y valiente hasta el último
momento de su vida, según los socorristas y periodistas que la rodearon.