El término hoy está determinado con diferentes conceptos; sin embargo, poco tienen que ver con el
significado original, e incluso muchos son contrarios a los del siglo XIX y principios del XX.
El movimiento se caracteriza por tener dos orígenes muy diferentes; y por ello es preciso mantenerlos
separados
Liberalismo Británico
Iniciado en la segunda mitad del siglo
XVIII, pero su apogeo se dio en el siglo
XIX, encontramos el liberalismo
Anglosajón o Británico; este sostuvo los
principios políticos de los whigs ingleses.
El movimiento está fundamentalmente constituido en base
a un ideal Político que tiene como base la libertad
individual del hombre
Dentro de las características generales se
encuentran: El favorecimiento de las
reformas sociales, las libertades personales,
así como la reducción de los poderes de la
Corona y de la Iglesia.
Liberalismo Continental
El liberalismo continental, nuevamente
iniciado en el siglo XVIII gracias a la
ilustración de Francia, y autores como
Rousseau y Voltaire. El movimiento utilizó
una intención racionalista o constructivista
que permitía la reconstrucción de las
sociedades con base en la razón.
Una característica fundamental de este movimiento es
la de que no se constituyó a partir de un principio
político sino que más bien fue iniciada a partir de un
pensamiento general
Dentro de las características más generales se
encuentran: la emancipación de todo
perjuicio y de toda creencia que no sea
justificada racionalmente, liberación
respecto a la libertad de curas y reyes.
Aunque presentaban ideales distintos, estos dos movimientos coincidían en ciertos postulados como:
libertad de pensamiento, de palabra y de prensa , libertad de acción del individuo e igualdad de todos
los hombres.