La salud mental influye en la salud del cuerpo, y a
la inversa. Por ejemplo, los adultos mayores con
enfermedades como las cardiopatías presentan
tasas más elevadas de depresión que quienes no
padecen problemas médicos.
A lo largo de la vida son muchos los factores sociales,
psíquicos y biológicos que determinan la salud mental
de las personas. Además de las causas generales de
tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos
adultos mayores se ven privados de la capacidad de
vivir independientemente por dificultades de movilidad,
dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o
físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo.