Principios sobre los contenidos de la
enseñanza (Pierre Bourdieu)
1.- Los programas deben ser sometidos a una puesta
en cuestión periódica tratando de introducir en ellos
los conocimientos exigidos por los progresos de la
ciencia y los cambios de la sociedad y todo agregado
deberá ser compensado mediante supresiones.
2.- La educación debe privilegiar todas las enseñanzas
que ofrezcan modos de pensar dotados de una validez y
de una aplicabilidad general con respecto a las
enseñanzas que proponen saberes susceptibles de ser
aprendidos de manera también eficaz por otras vías. Hay
que velar en particular porque la enseñanza no deje
subsistir lagunas inadmisibles, que son perjudiciales para
el éxito del conjunto de la empresa pedagógica; sobre
todo en materia de modos de pensar o de saber-hacer
fundamentales que, al considerarse como enseñados por
todo el mundo, acaban por no ser enseñados por nadie.
3.- Abiertos, flexibles, revisables, los programas son un marco y no una
horca: deben ser cada vez menos constrictivos a medida que nos
elevamos en la jerarquía de los órdenes de la enseñanza; su
elaboración y su condicionamiento práctico debe solicitar la
colaboración de los profesores. Deben ser progresivos —conexión
vertical— y coherentes —conexión horizontal- tanto al interior de una
misma especialidad como a nivel del conjunto del saber enseñado.
4.- El examen crítico de los contenidos actualmente exigidos debe siempre conciliar dos
variables: su exigibilidad y su transmisibilidad. El dominio de un saber o de un modo de
pensar es más o menos indispensable por razones científicas o sociales, en un nivel
determinado; y su transmisión es más o menos difícil, en ese nivel del curso, dadas las
capacidades de asimilación de los alumnos y la formación de los maestros correspondientes.
5.- Con el deseo de mejorar el rendimiento de la transmisión del saber diversificando
las formas de la comunicación pedagógica y apegándose a la cantidad de saberes
realmente asimilados más que a la cantidad de saberes teóricamente propuestos, se
distinguirá, tanto entre las especialidades como en el seno de cada una de ellas, lo
que es obligatorio, opcional o facultativo y, al lado de los cursos, se introducirán
otras formas de enseñanza, trabajos dirigidos y enseñanza colectiva, reuniendo
profesores de dos o más especialidades y pudiendo, con este fin, introducir la forma
de encuestas o de observaciones sobre el terreno.
6.- La preocupación por reforzar la coherencia de las enseñanzas
debe conducir a favorecer las enseñanzas dadas en común por
profesores de diferentes especialidades y también para repensar las
divisiones en "disciplinas", sometiendo a examen ciertos
reagrupamientos heredados de la historia y operando, siempre de
manera progresiva, ciertos acercamientos impuestos por la evolución
de la ciencia.
7.- La búsqueda de la coherencia deberá derivarse de una
búsqueda del equilibrio y de la integración entre las diferentes
especialidades y en consecuencia, entre las diferentes formas de
excelencia. Será importante en particular, conciliar el
universalismo inherente al pensamiento científico y al relativismo
que enseñan las ciencias históricas, atentas a la pluralidad de los
modos de vida y de las tradiciones culturales.