En este tipo de
educación, el maestro es
el sujeto de la educación
y el educando es el
receptor que recibe
todos los contenidos de
la sabiduría. La tarea
del maestro es llenar a
los educandos con los
contenidos de sus
conocimientos.
Los educadores guían a
los alumnos en la
memorización mecánica
del contenido. Entonces,
el aprendiz es una especie
de "depósito" en el que se
"depositan" los
conocimientos.
La educación liberadora
Promueve el diálogo verbal, que es un
elemento fundamental de la conducta
cognitiva, despierta la creatividad y la
crítica reflexiva de los estudiantes,
fortalece el carácter histórico del ser
humano y promueve el cambio y la
lucha por la emancipación.
La educación libera a los hombres de la
dependencia y busca concientizar a las masas
para que conozcan su realidad y busquen los
cambios necesarios para su progreso.
La alfabetización de
los sujetos
La alfabetización de
adultos posibilitaría el paso
de una conciencia mágica o
ingenua a una conciencia
crítica.
La alfabetización del
oprimido debe servir para
enseñarle, no solamente
las letras, las palabras y
las frases, sino lo más
importante, la
transmisión de su
realidad y la creación de
una conciencia de
liberación para su
transformación en un
hombre nuevo.
El proceso de
concienciación
El primer paso para
la concientización o
acción-reflexión
sobre la realidad
debe ser la
Alfabetización.
Es un proceso cultural
que mujeres y hombres
despiertan a la
realidad de su
situación
sociocultural,
trasciendan los límites
y alienaciones que
enfrentan, y se
reivindiquen como
sujetos conscientes y
co-creadores de su
devenir histórico.
El diálogo y el
antidiálogo
El diálogo en la
educación permite
compartir las ideas de
unos con otros y lleva
a la socialización, con
el diálogo se llega a la
comprensión del
mundo y de su
realidad.
Contrario a la
individualización o
antidiálogo en el
aprendizaje, es muy propia
de la educación tradicional
o ´educación bancaria, que
es individualista.
El diálogo es la
fuerza impulsora
para hacer realidad
el pensamiento
crítico sobre la
condición humana en
el mundo.
Disfraza la palabra,
dibujándose una aparente
oportunidad de diálogo no
escuchar la voz del otro.
La praxis
Freire propicia la praxis
en la enseñanza para
liberar al hombre, que es
producto de su realidad
socio-histórica. Incentiva
a promover el
conocimiento no
especulativo sino activo,
que involucre al educando
y lo haga partícipe de la
transformación de su
realidad, a la que debe
aprender a problematizar,
y a hallar soluciones.