El 25 de abril de 2013 se cumplieron 96 años del nacimiento de la célebre cantante de jazz Ella
Fitzgerald, cuya vida y trayectoria coincidió en el tiempo y en las vicisitudes con la de otra vocalista
genial que fue Billie Holiday. Ambas, tuvieron infancias y adolescencias muy duras con el agravante de
que eran negras y debieron soportar los prejuicios y la fobia racial a la que fueron sometidas. Pero el
talento y la fuerza de voluntad de estas dos mujeres, las llevó a compartir el pedestal donde se
encuentran los más destacados vocalistas del género.
-ELLA FITZGERALD: Ella Fitzgerald también conocida como “La Reina del Jazz”, nació dos años
después que Billie Holiday, el 25 de abril de 1917. Las dos se encontrarían en más de una ocasión
rivalizando en concursos. Fruto de un matrimonio que pronto se separó, quedó con su madre que
la llevó consigo a Yonkers en Nueva York. En su adolescencia después que su madre falleció en un
accidente de tráfico, fue abusada por su padrastro y huyó de la casa. En 1934, Fitzgerald hizo su
debut como cantante en un teatro menor de Harlem,Fitzgerald se hizo cargo de la orquesta y
grabó 150 canciones hasta que el grupo se disolvió en 1942 y ella se lanzó por su cuenta. Siguió una
etapa de intensas grabaciones donde álbumes como las canciones de Cole Porter y de Duke
Ellinton, estuvieron en la lista de los registros más vendidos. Actuó en numerosos programas de
televisión y en avisos comerciales.
ELLA FITZGERALD
-BILLIE HOLIDAY: Leonora Fagan nació el 7 de abril de 1915 en Filadelfia y tuvo una infancia muy
carenciada en afecto y bienestar económico. Su madre, Julia Fagan, como empleada ferroviaria estaba
obligaba a continuos viajes y Eleonora estuvo bajo el cuidado de su abuela paterna. Cuando aún no tenía
10 años enfrentó un juicio por ausentismo escolar terminando en un reformatorio hasta que fue devuelta
a su madre nueve meses más tarde.A los 11 años fue violada por un vecino del barrio.Eleonora, inició su
experiencia como cantante en los night clubsde Harlem y a partir de entonces adoptó el seudónimo de
Billie Holiday en homenaje a Billie Dove, una actriz que ella admiraba. No se requirió que pasar mucho
tiempo para que tanto el público como los empresarios, se percataran de que Holiday no era una cantante
más. La exquisita emisión que fluía de su garganta, se asociaba con un dominio y maestría de la
improvisación que no era producto de educación vocal puesto que no recibió ninguna, sin