El Renacimiento fue
un movimiento cultural
producido en Europa
Occidental producido
entre los Siglos XV y
XVI
El término «Renacimiento» procede del
italiano Rinascita y fue acuñado por el
artista e historiador Giorgio Vasari en sus
Vidas (1542–1550), en alusión al renacer de la
cultura clásica tras el oscurantismo
medieval. Como tal, supone un fenómeno
tanto social como político y cultural que
abarcó todo el continente europeo durante
los siglos xv y xvi. En la historiografía
moderna, la primera definición del
Renacimiento procede del historiador
francés Jules Michelet (La Renaissance,
1855), mientras que la visión actual del
mundo renacentista fue forjada por Jacob
Burckhardt en su ensayo La cultura del
Renacimiento en Italia (1860)
El sistema político en el renacimiento era
básicamente, por toda Europa, una Monarquía
Absoluta
La literatura renacentista se desarrolló en torno al humanismo, la nueva teoría que
destacaba el papel primordial del ser humano sobre cualquier otra consideración,
especialmente la religiosa. En esta época el mundo de las letras recibió un gran
impulso con la invención de la imprenta por Gutenberg, hecho que propició el acceso a
la literatura por un público más mayoritario. Ello conllevó a una mayor preocupación por
la ortografía y la lingüística, surgiendo los primeros sistemas de gramática en lenguas
vernáculas (como la española de Elio Antonio de Nebrija) y apareciendo las primeras
academias de lenguas nacionales.
La nueva literatura se inspiró como el arte en la tradición clásica grecolatina, aunque
también recibió una gran influencia de la filosofía neoplatónica desarrollada
contemporáneamente en Italia. Por otro lado, refleja el nuevo ideal de hombre
renacentista, que se ejemplifica en la figura del «cortesano» definida por Baldassare
Castiglione: debía de dominar las armas y las letras por igual, y tener «buena gracia»
o naturalidad sin artificio.
En Italia, cuna del nuevo estilo, perduraban aún los ecos de tres grandes autores
medievales considerados a veces precursores del nuevo movimiento: Dante, Petrarca
y Boccaccio. Entre los literatos surgidos en esta era conviene destacar a: Angelo
Poliziano, Matteo Maria Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo Sannazaro, Pietro Bembo,
Baldassare Castiglione, Torquato Tasso, Nicolás Maquiavelo y Pietro Aretino. Su
influencia se denotó en Francia, donde descollaron François Rabelais, Pierre de
Ronsard, Michel de Montaigne y Joachim du Bellay. En Alemania, la reforma protestante
impuso una mayor austeridad y una temática religiosa, cultivada por Ulrich von Hutten,
Sebastian Brant y Hans Sachs. En Inglaterra, cabe citar a Tomás Moro, Edmund
Spenser, Michael Drayton, Henry Constable, George Chapman, Henry Howard y Thomas
Wyatt. En Portugal se halla la figura predominante de Luís de Camões.
En España comenzó una edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el siglo
xvii: la poesía, influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de Garcilaso de
la Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús; en prosa
surgieron los libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se inició el género de la
picaresca con el Lazarillo de Tormes (1554), mientras que despuntó la obra de Miguel
de Cervantes, el gran genio de las letras españolas, autor del inmortal Don Quijote
(1605).
La sociedad iba organizada en:
Privilegiados y No Privilegiados
Los privilegiados eran aquellos que tenían acceso
total a los beneficios sociales, políticos y
económicos. En esta clase se encontraban El Rey, La
Nobleza y La Clerecía
Los no privilegiados eran aquellos que, pues, no tenían ni
privilegios sociales, políticos o económicos. Ahí se encuentran: El
campesinado, Los artesanos, La servidumbre y La burguesía.
Esta ultima SI poseía poder económico