Las emociones son reacciones que todos experimentamos: alegría, tristeza, miedo, ira… Son conocidas por todos
nosotros, pero no por ello dejan de tener complejidad. Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el nerviosismo, no
todos somos conscientes de que un mal manejo de estas emociones puede acarrear un bloqueo o incluso la
enfermedad.
Tipos de Emociones
Existen diversos tipos de emociones que se clasifican en un orden que va desde las más básicas a las
emociones aprendidas en diversos contextos.
Emociones primarias o básicas: son aquellas que son innatas y que responde a un estímulo. Son: ira,
tristeza, alegría, miedo, sorpresa, aversión.
Emociones secundarias: son aquellas que se generan luego de una emoción primaria, vergüenza,
culpa, orgullo, ansiedad, celos, esperanza.
Emociones positivas y negativas: son las que afectan las conductas de las personas, por lo que algunas
emociones pueden generar acciones o reacciones positivas como alegría o satisfacción, pero, hay otras
emociones que provocan sentimientos perjudiciales para el individuo.
Función de las Emociones
Las principales funciones de las emociones son tres: adaptativa, social y motivacional. Veamos con
detenimiento en qué consiste cada una de ellas y cómo, en ocasiones, inhibir una reacción emocional
puede ser incluso útil.
Función adaptativa: Preparar al organismo para la acción es una de las funciones de las emociones más importantes. Y, en este sentido,
cada una de ellas, con independencia de su valencia o tono hedónico, tiene su propia utilidad. Tres caras dibujadas que representan los
cambios de humor Gracias a esta capacidad adaptativa de la que nos dotan, podemos ejecutar eficazmente las acciones. Nos permite
movilizar y emplear la energía suficiente y necesaria para irnos acercando o alejando del objetivo o la meta que tenemos. Por ejemplo,
las emociones que nos suscita ver a alguien cercano a nosotros llorando, nos hace aproximarnos e interesarnos por qué le sucede.
Función social: “Siento vergüenza”, “estoy boyante” o “eso me genera aprensión”. Las emociones comunican nuestros estados
afectivos y expresan nuestro estado de ánimo. Además, facilitan la interacción social y sirven para que el resto de personas de
nuestro alrededor pueda predecir nuestro comportamiento, así como nosotros el suyo. Por tanto, su valor en lo que respecta a
las relaciones interpersonales es indudable. A veces las emociones son difíciles de definir verbalmente. Por eso, hay que tener en
cuenta que no solamente se puede expresar cómo nos sentimos de manera oral. Si queremos saber en qué estado de ánimo se
encuentra alguien, a veces es preferible observar. La postura corporal que adoptamos o nuestra expresión facial son, en muchas
ocasiones, bastante más informativas que un “estoy triste”.
Función motivacional: Por último, la motivacional es otra de las funciones de las emociones consideradas como más relevantes. La
relación que se establece entre motivación y emoción es bidireccional, porque ambas se retroalimentan constantemente. Por una
parte, toda conducta motivada produce una reacción emocional. Y, por otra, las emociones son la gasolina de la motivación.
Determinan la aparición de este tipo conductas, las dotan de mayor o menor intensidad y las guían en una u otra dirección. Por
ejemplo, si sentimos alegría y nos divertimos tomando un café con otra persona, nos sentiremos más motivados para verle la
próxima vez. Por el contrario, una mala experiencia con ella nos elicitará una sensación negativa que hará que pensemos dos veces
volver a quedar con ella.