Tejido óseo esponjoso, rodeado de
cortical muy fina. Rodilla en extensión
vista de frente la tuberosidad tibial
externa es unos milímetros más
saliente que el cóndilo femoral
correspondiente. Si además tenemos
en cuenta el valgo fisiológico: cóndilo
tibial lateral más proclive a sufrir
fracturas por compresión longitudinal.
Platillo tibial interno con estructura
trabecular más resistente. Tiene dos
epífisis y una diáfisis. Se articula
proximalmente con el fémur y el
peroné y distalmente con el astrágalo
y el peroné.
INTRODUCCIÓN
Frecuencia
Las fracturas de la meseta tibial representan
el 1 % de todas las fracturas y hasta el 8 %
en los pacientes de edad avanzada
Edad/Sexo
Con una distribución hombre: mujer de 2:1. Son más
frecuentes entre los 30 y los 50 años de edad
Mecanismo de producción
Producen tanto por mecanismos directos como por indirectos;
generalmente se presentan en accidentes de alta energía (viales,
arrollamientos, etc.) y están relacionadas con otras lesiones de
la misma pierna o con politraumatismos. Los traumatismos de
la rodilla ocasionan valgo o varo forzado y dan lugar a una
fractura tipo separación. Los traumatismos axiales producen
una fractura que genera un hundimiento. La combinación de
ambos provoca una fractura tipo hundimiento-separación
Tipo de energía
Alta energía
Clasificación
Clasificación de Schatzker
Tipo I: es una fractura
de la meseta lateral sin
desplazamiento.
Tipo II: implica una
disrupción de la cortical
lateral y la depresión de
la plataforma de la
meseta lateral
Tipo III: es una
depresión (pura) de
la meseta lateral.
Tipo IV: implica solo
la meseta medial.
Tipo V: es una
fractura bicondílea
Tipo VI: es una fractura
bicondílea con disrupción
de la metáfisis y de la
diáfisis de la tibia
DIAGNÓSTICO
Clínico
Anamnesis, es importante conocer el
mecanismo con la deformidad resultante
al sufrir la lesión, para identificar
deformidades en varo o valgo que podrían
originar lesiones óseas desplazadas de los
platillos tibiales importante valorar el
estado de los compartimientos
musculares, las lesiones óseas expuestas y
el estado neurocirculatorio traumatismo
directo o indirecto en la rodilla puede ser
el causante de aumento de volumen
secundario a una hemorragia interna o
extravasación de sangre, conocida como
hemartrosis recomendable sospechar la
presencia de hemartrosis como un signo
que orienta a una lesión estructural
interna de la rodilla (vasos sanguíneos,
meniscos, ligamentos y hueso).
Dolor espontáneo de gran
intensidad que aumenta al
movilizar la rodilla. Imposibilitado
movimiento activo. Bipedestación
imposible
Desviación angular (más
frecuente en valgo). Posible
acortamiento (fractura
bicondílea)
Palpación muy dolorosa,
tanto en lado afecto como
en el opuesto por lesión
capsuloligamentosa
Gabinete
Estudio radiográfico es
importante para
corroborar el trazo de
fractura, así como el
grado de desplazamiento
de los fragmentos
Radiografía simple. Se hace en
proyecciones anteroposterior,
lateral, oblicua externa e
interna. Estas últimas son las
más útiles para observar el
grado de hundimiento y
desplazamiento de la fractura
Tomografía axial con reconstrucción
tridimensional, TAC (coronal y sagital).
Sin duda, es la prueba más adecuada
para conocer la afectación en el caso de
multifragmentación de la meseta, el
tamaño de los fragmentos y el grado de
hundimiento. Además, permite indicar
y planificar la cirugía
Imagen por resonancia magnética (IRM).
Puede ser útil para detectar las lesiones
ligamentosas o meniscales asociadas,
debido a la dificultad que conlleva la
exploración física por el dolor y la
movilidad anormal existentes
TRATAMIENTO
Ortopédico
Aquellas fracturas de la
meseta tibial cerradas y
estables, y que estas
conserven la congruencia
articular
Grado de hundimiento articular
Extensión de la separación o del
ensanchamiento condilar
Grado de fragmentación y
disociación diáfisis metáfisis.
Integridad de los tejidos blandos
Quirúrgico
Se realiza, en la mayoría de los casos, mediante una
síntesis estable que permite la movilización precoz
de la rodilla. Son importantes el grado de
hundimiento, que, de acuerdo con los reportes,
oscila entre 3 y 10 mm, y el grado de desplazamiento
de los fragmentos, así como angulaciones en varo o
valgo mayores de 10 grados y estabilidad de la
articulación
La síntesis se realiza con tornillos canulados o con placa atornillada
El empleo de fijadores externos será determinado por el
tipo de fractura y las condiciones de los tejidos blandos y
será posible incluso la combinación de sistemas
La artroscopia en las fracturas tipo I y III de Schatzker, ya que al
asistir la reducción de la superficie articular (mediante tornillos)
evita tener que realizar un abordaje submeniscal transverso
Fracturas tipo I: se suele conseguir la fi jación
anatómica mediante dos tornillos canulados de
grandes fragmentos de forma percutánea.
Fracturas tipos II y III: se levanta el hundimiento realizando una ventana ósea en metáfisis tibial y
elevando desde ella el fragmento lateral. En el defecto resultante se coloca un injerto óseo que se fi
ja con tornillos canulados o bien con una placa de sostén si el fragmento externo es conminuto o en
hueso con disminución de la densidad ósea
Fracturas tipo IV: se suele necesitar una placa de sostén medial. Cuando el fragmento es
predominantemente posterior, puede requerirse una segunda incisión posteromedial.
Fracturas tipo V y VI: tras la reconstrucción articular, se estabiliza la articulación
mediante una placa lateral, a la que habitualmente se añade una pequeña placa
posteromedial que previene la desviación en varo del fragmento medial, así como
sistemas híbridos que combinen osteosíntesis y fijadores externos.