o por dos conceptos claves en nuestra sociedad actual, y
por ende, también en nuestra escuela: educación
intercultural e inclusión educativa. Creemos que la
educación intercultural es, a día de hoy, uno de los
mejores caminos para conseguir la inclusión educativa.
Diversidad, diferencia y desigualdad
La diversidad será nuestro punto de partida en esta reflexión.
Los seres humanos somos diferentes entre nosotros en lo
biológico, social y cultural, así como por la singularidad de
contextos en los que vivimos y la asimilación que hacemos de
los mismos
Esta característica se recoge en el concepto de diversidad. Somos y existimos por
la diversidad biológica. Gracias a la diversidad cultural (distintas lenguas,
costumbres…) existen las sociedades. Vemos cómo hay diversidades que
enriquecen y otras que empobrecen, algunas construyen y otras discriminan
Por tanto, la escuela debe fomentar la diversidad, pero debe combatir la que se
convierte en desigualdad y atenta contra los principios de igualdad. Carbonell
(2002) afirma que esta práctica debe asentarse en la “convicción de que somos
mucho más iguales que distintos”.
La diversidad en el mundo actual.
La diversidad es una de las características definitorias
de la humanidad y por ende, de nuestras sociedades.
La escuela, como institución reflejo de la sociedad no
es ajena a ella y debe encargarse las diversidades que
la atañen
Ambas pretenden gestionar la diversidad, pero desde
presupuestos diferentes. Cada teoría se ha concretado en
modelos educativos concretos que intentan atenderla, con unas
medidas educativas consonantes con los presupuestos que
defienden.
La teoría del déficit y la diferencia.
Las escuelas son lugares donde de inmediato se observa la diversidad: de
género, de capacidades, de intereses y gustos, de lenguas, de razas… El
tratamiento de la diversidad en la escuela ha sido respondido
tradicionalmente desde dos planteamientos teóricos: el del déficit y el de
la diferencia (Martín Rojo, 2007)
La teoría del déficit nace en los años sesenta, de la mano de
dos psicólogos de la educación: Bereiter y Engelman (1966). A
partir de las interpretaciones que hacen de los trabajos del
sociólogo Bernstein, explicaron el fracaso social de las clases
sociales más bajas y de algunos grupos étnicos, debido a un
déficit lingüístico, fruto de una carencia cultural