A poco tiempo de su reelección, el 6 de agosto de 1875, García Moreno fue asesinado en las gradas
del Palacio de Gobierno, en Quito. Cuatro grupos conspiraron para su muerte. Su asesinato significó
la interrupción de un proceso modernizador del país,
pero el carácter conservador y religioso de su mandato perduró un tiempo más. A pesar del
autoritarismo, su gobierno marcó un cambio definitivo en el mejoramiento y desarrollo de la región.