La dimensión de factores educativos queda justificada por la concreción de las fuentes propias, la
concepción de currículum y los componentes del mismo.
Hay cuatro objetivos generales de los
sistemas educativos que permiten
establecer la mayor prioridad en la
educación.
Fuente socio antropológica
Fuente psicológica
Fuente epistemológica:
Fuente pedagógica
Pero, ¿qué es el currículum?
Es por ello que en la literatura hay gran variedad de definiciones que oscilan entre dos extre- mos: se
considera el currículum como un programa de intenciones escolares capaces de ser realizadas (Stenhouse,
1984; Johnson, 1967; Zabalza, 1988);
En un sentido más restringido, sería considerar el currícu- lum
como un diseño o proyecto curricular (Nassif, 1980; Beauchamp,
1981)
En definitiva se considera como: Conjunto de experiencias educativas (conocimientos, habilidades, actitudes, etc.)
planificadas, realizadas y evaluadas por la escuela (en función de unas intenciones, contenidos, metodologías y
evaluaciones), vividas por el alumno/a y entendidas como una realidad interactiva entre maestra/o-alumna/o, entre
alumnos, entre maestra/o-alumno/a-familia, entre alumna/o y medio, y entre teoría y práctica. (Martínez Mínguez,
2000: 68)
Finalmente, sus componentes nos acaban por dar una idea más precisa sobre la visión e idea de
currículum que nos parece más oportuna.
El contexto
Los elementos personales
Los fines, metas y objetivos
Los contenidos
Las actividades y experiencias de aprendizaje
La metodología
Los medios y recursos didácticos y pedagógicos:
La evaluación
La dimensión de factores organizativos se aborda a partir de la ordenación del sistema educativo y de
los grados o niveles de concreción curricular establecidos.
En relación al diseño curricular base (DCB) Corresponde a una acción conjunta del gobierno de un país,
y a sus asesores pedagógicos, decidir sobre la ordenación del sistema educativo:
Llevar a cabo una planeación curricular significa, además de tomar en cuenta los propósitos para los
que fue creado, estar abierto a su reestructuración y que sea posible su realización; debe tomar en
cuenta también el momento histórico en que se desarrolla y la cultura a la que se pretende hacerlo
llegar.
Un currículo desarrollado en la práctica implica vincular la teoría con la práctica en materia educativa,
de esta manera surgen tres conceptos, que a saber son: teoría, práctica y educación, toda vez que
estos tres elementos conllevan a transformar una sociedad.
El currículo es una mirada en conjunto, es un todo organizado donde inciden fundamentos,
elementos, contenidos, que actúan simultáneamente en el proceso enseñanza–aprendizaje,
que debe responder a finalidades específicas para las que ha sido creado, que debe ser
abierto y flexible a las críticas, que debe tomar en cuenta el contexto, la sociedad y la
cultura.
Diseñar un proyecto curricular significa, además de dejar en claro los principios anteriores, indicar la
manera en que se llevará a la práctica.
Otro fundamento que debe tomarse en cuenta en el diseño y elaboración curricular es el aspecto
cultural, dónde se desarrollará y pondrá en práctica el currículo, entendiendo por cultura a todas las
características que definen una sociedad; tales como religión, organización social, creencias,
economía, comportamientos, tradiciones, tradiciones culturales y demás.
El diseño y desarrollo curricular llevan consigo no solamente el conocimiento de un plan de estudios,
sino también el conocimiento de una fundamentación basada en los fines que persigue, la metodología
a emplear en su desarrollo, los recursos para el aprendizaje que se necesitan, las bases psicológicas
donde será aplicado y el conocimiento de la cultura y el contexto donde se desarrollará.
El pedagogo británico Lawrence
Stenhouse, en su libro Investigación y
desarrollo del currículum, define al
currículo como: “una tentativa para
comunicar los principios y rasgos
esenciales de un propósito educativo, de
forma tal que permanezca abierto a
discusión crítica y pueda ser trasladado
efectivamente a la práctica”.1