Los grupos familiares que están al frente de las grandes compañias mexicanas
se resisten a dejar el control en manos de profesionales. La figura de holding o
controladora es una solución intermedia, que les da seguridad y permite afrontar
momentos críticos, como el paso de mando.
El ineludible control familiar también está presente en las instituciones
financieras mexicanas.
Muchas veces los negocios familiares no dan el salto hacia la institucionalización
porque hacen decisiones primero en pro de la familia, no del negocio.
El empresario mexicano está ante una necesidad de cambio, que lo integre a
nuevos modelos de negocio más institucionales y de largo plazo.
El estilo tradicional de hacer negocios en México se hace más evidente al
compararlo con lo que ocurre en Estados Unidos, donde personajes ajenos a la
aristocracia empresarial han acumulado fortunas inmensas.
México no ha producido empresas del sector de tecnología, a lo sumo las grandes compañias han
desarrollado habilidades para adaptar la tecnología a sus procesos productivos.
Aciertos.
Su calidez en el trato para hacer negocios.
Son adaptables al cambio.
Crean marcas con tradición y lealtad.
Facilmente aprovechan coyunturas y oportunidades.
EN el trabajo del día a día, promueven
ambientes de trabajo saludables.
Errores.
Tienden a pensar en objetivos a corto plazo.
Registran poca generación de propiedad intelectual.
No se usan alternativas de capital y se centran sólo en el crédito.
Se limitan a emprender en sectores ya conocidos.
Dificilmente abren nuevas categorías de negocio.
Las familias que están al frente de las grandes compañías se
resisten al cambio pues sus parámetros tradicionales de
actuación les han dado resultado y son exitosos en sus
negocios.
El nuevo empresario mexicano debería crear empleos que hoy
no existen e impulsar la innovación interna y externa con la
creación de nuevos productos y servicios.
El apellido aún es factor decisivo a la hora de elegir los
cargos estratégicos en la conducción de los negocios, aun
cuando han pasado cerca de dos décadas desde que México
abrió su economía.
Los emprendedores de alto rendimiento son ese nuevo empresario,
ya que capaces de crear nuevas categorías de negocios y nuevos
productos pensados en las necesidades de los clientes.