El ser humano tiende a crear grupos, a identificarse
con los miembros de su grupo y a adoptar una
actitud cautelosa o claramente hostil hacia otros
grupos sea cual sea su definición.
Por eso
Hacia los 5 años a más tardar, ya se han trazado las
líneas maestras de la amistad y la hostilidad, de la
inclusión y la exclusión de grupos, del amor y del odio,
del respeto y de la tolerancia
Incluso deberían premiar a quien muestre respeto y
aislar o penalizar de alguna forma a quien no lo haga.
Pero no podemos contar con que este ideal se acabe
imponiendo
En lugar de pasar por alto las diferencias, de dejarnos inflamar por ellas o de intentar aniquilarlas
mediante el odio o el amor, invito a todos los seres humanos a que acepten las diferencias, a que
aprendan a vivir con ellas, a que valoren y respeten a quienes forman parte de grupos distintos del
suyo
Entonces
Los padres y vecinos, los dirigentes políticos y religiosos, los medios de comunicación populares y
todo tipo de organizaciones sociales deberían demostrar y recompensar este respeto
El cometido de los educadores está cada vez más claro. Si queremos formar
adultos respetuosos con las diferencias tendremos que ofrecer lecciones y
modelos educativos que fomenten esta actitud.
Entre los grupos no existe la confianza necesaria para cumplir
compromisos de esta clase y en el fondo, quizá sea prudente que
recelen unos de otros
Asi
Lo ideal sería que la responsabilidad de
fomentar el respeto a las diferencias y de
demostrar públicamente ese respeto se
distribuyera por toda la sociedad.
Los estudiantes toman buena nota del trato mutuo que se dispensan los enseñantes.
Durante los primeros años de formación, estas cuestiones se abordan mejor mediante
experiencias en las que los miembros de distintos grupos colaboran en la realización
de proyectos comunes, eso permite que se conozcan mejor
Hay muchas clases de respeto. No existe ninguna fórmula para conseguir que alguien sea respetuoso con
los demás. El respeto hacia los demás debería impregnar toda nuestra vida.