La Neuropsicología Clínica (NC) es una disciplina clínica que tiene como objetivos la
evaluación y rehabilitación de las secuelas psicológicas secundarias al daño cerebral
Vanderploeg (2000) define la evaluación neuropsicológica como “un proceso de resolver
problemas o responder preguntas” (Vanderploeg, 2000, pag. 2).
Rodríguez (2009) entiende que la evaluación neuropsicológica es un examen amplio de
las funciones cognitivas, conductuales y emocionales que pueden resultar alteradas
después de un daño cerebral.
La evaluación comprende una serie de fases que empiezan con la entrevista inicial y la
recopilación de informes y termina con la emisión del informe y la información al
paciente. Una de esas fases es la administración de pruebas neuropsicológicas. Sin
embargo, el objetivo de la evaluación es obtener la información necesaria para
contestar las preguntas de evaluación y esto se debe hacer con pruebas
neuropsicológicas, con entrevista, con autorregistos, con cuestionarios… o con cualquier
procedimiento que nos proporcione información fiable y válida.
Lezak et al (2004) ha propuesto que son cuatro los objetivos de la evaluación
neuropsicológica: 1) diagnóstico diferencial, 2) planificación de cuidados al paciente, 3)
planificación de la rehabilitación y 4) investigación.
Vanderploeg (2000) quien considera 10 posibles objetivos: 1) diagnóstico diferencial, 2)
descripción de las áreas dañadas e intactas cognitiva, emocional y psicológicamente, 3)
ajuste de objetivos de rehabilitación, planificación de necesidades educativas o de
vuelta al trabajo, 4) planificación de altas e ingresos, 5) establecimiento de
compensaciones por incapacidad, 6) establecimiento de compensaciones personales
por daños (peritaciones judiciales), 7) evaluación de la competencia, 8) evaluaciones
forenses, 9) investigación y 10) entrenamiento de otros. En la tabla 1 se presentan
distintas propuestas de objetivos de evaluación propuestos por diversos autores
Por defecto, se deben evaluar todas las dimensiones de la Psicología, es decir, los
aspectos cognitivos, emocionales y de personalidad, motores y sociales.
En la dimensión cognitiva se deben evaluar los sistemas de
entrada, de almacenamiento, elaboración y manejo de
información y de salida del sistema cognitivo.
En la dimensión emocional/personalidad de la conducta se
deberían evaluar los cambios y/o exacerbaciones de la
personalidad que se pueden manifestar como desinhibición,
euforia, falta de control social, hipersensibilidad en las
interacciones personales, baja tolerancia a la frustración o
agresividad, entre otros.
En la dimensión ejecutiva de la conducta hay que evaluar la capacidad del paciente de
proponer metas conductuales, planificar su secuencia, controlar su ejecución y
conseguir llevarlas a cabo. Según la autora esta dimensión se podría confundir con la
cognitiva pero está claramente diferenciada ya que la función ejecutiva se refiere a
cómo llevar a cabo la conducta y la dimensión cognitiva está relacionada con qué se
puede llevar a cabo.
Las principales fases de la evaluación neuropsicológica son la
entrevista clínica, la administración de pruebas y la comunicación de
resultados al paciente o profesionales que han remitido al paciente.