Etimológicamente, viene del griego, axios, que significa merecedor, digno, valioso,
y de logos, fundamentación, concepto. La axiología es la ciencia o teoría de los
valores, especialmente de los morales
Origen histórico de axiología.
Anotações:
El tema de la axiología es de relativa novedad en la historia del pensamiento,
puesto que el término y el concepto fueron desarrollados a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX.
PROBLEMAS DE LA AXIOLOGÍA
El problema de la
esencia del valor.
El problema del
conocimiento de los
valores
El problema de la
valoración.
El problema de la
realización de los valores
Nuestra relación con los valores no se agota por supuesto en la dinámica de
preferibilidad. Se culmina en el esfuerzo por su realización. Realización que, a
su vez, debe tener encuentra contextos y consecuencias. Es decir, la
realización de los valores nos pide una creatividad encarnada. Esto debe
tenerse en cuenta tanto en la perspectiva personal como la social. En la
perspectiva social hay que resaltar los valores más pertinentes, para
cultivarlos a través del compromiso individual e institucional: dichos valores
son los de la tríada de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad;
o si se quiere: tolerancia, justicia y solidaridad.
Por su polaridad o dualidad, los valores suelen dividirse en positivos y
negativos, sin que exista un término medio, ambos tienen existencia por
sí mismos. Por lo tanto, el valor negativo no es la simplemente “negación”
(negatio) o la ausencia de su correspondiente valor positivo como afirma
Gutiérrez Sáenz (1996, pág. 92), sino que tiene sus propias implicaciones.
Scheler rechaza la vía intelectual como instrumento cognoscitivo de
los valores; la inteligencia es ciega para los valores. Los valores,
piensa Scheler, se dan gracias a la intuición emocional. Los valores
se dan en un acto intuitivo privilegiado, que nos entrega la totalidad
del objeto, es decir, que para la captación del valor, deben concurrir
la vía intelectual, la sensorial y la emocional.
Martinez Huerta(2001) Por consiguiente los valores tienen que
situarse en la relación cualitativa entre las cosas y la persona humana
que tiene que realizar su propia existencia. Podría decirse que valor es
todo lo que permite dar un significado a la existencia humana, todo lo
que permite ser verdaderamente hombre.
El problema de la
existencia del valor.
El problema del
método.
El problema de la
clasificación de los
valores.
El problema de la
jerarquía de los valores.
Una jerarquía es el establecimiento de un orden, una graduación de valores, que
generalmente se conforman a partir de una escala. Esto implica que, una
persona o grupo de personas, puedan determinar cuáles son –para ella o ellas-
los valores superiores, intermedios e inferiores en una escala particular
No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las
jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones
del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas. Lo
importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas
incluye la categoría de valores éticos y valores morales
En general, es la manera de proceder racional para lograr un fin
determinado, no sólo escogiendo los medios convenientes, sino también
poniéndolos en práctica según un orden razonado, adecuado y
consecuente, que se expresa mediante reglas o normas. (Diccionario de
Filosofía Herder, 1998)
Históricamente pueden distinguirse las posturas de los subjetivistas versus la
objetivista. La primera se cuestiona sobre si los objetos tiene tienen valor porque los
deseamos y, la segunda, si los deseamos porque tienen valor. Ante estas posturas,
que a simple vista parecen irreconciliables, se abre la posibilidad de que la
naturaleza de los valores sea doble, es decir, subjetiva y objetiva al mismo tiempo
CONCLUSIÓN: El reto más grande que se enfrenta en términos del valor, no radica en su
clasificación o estratificación en una escala de valores, tampoco en el delinear su naturaleza o
modos de captación, el verdadero reto se encuentra en el esfuerzo que ha de empeñar el hombre
por realizarlos, por luchar día a día para hacer efectivo aquello que declara o aspira, aquí es
donde la mayoría de los sueños terminan y comienza la realidad.