Criado por Liliam Jara
mais de 9 anos atrás
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INTRODUCCIÓN La evaluación es parte integrante de nuestra vida, continuamente nos estamos sometiendo a evaluación, para determinar las cosas que se hicieron y como se hicieron, por ello se considera que no puede organizarse un proceso de enseñanza sin que no esté presente una evaluación. Toda institución busca la excelencia en el proceso educativo, involucrando la evaluación de nuestros procedimientos de enseñanza-aprendizaje, para así adecuarlos a las necesidades de los estudiantes que permitan satisfacer las necesidades de los estudiantes, para ello los estudiantes deben someterse continuamente a evaluaciones para poder comprobar su avance y poder medir a la vez nuestro desempeño profesional. La evaluación persigue también, entre otras cosas, valorar el conocimiento, las habilidades y destrezas que han adquirido y desarrollado los alumnos en el programa académico. Es por eso por lo que tenemos que ver la evaluación como un aspecto integral del proceso enseñanza-aprendizaje y parte esencial de las tareas que el docente lleva a cabo en su clase. DESARROLLO ¿Qué es la evaluación? En el universo de la pedagogía existen varios conceptos de “evaluación”, y varía de acuerdo a las metodologías, pero lo que sin duda es simétrico entre varias concepciones, es la el fin de la misma, que es dar un punto de partida para que la educación se embarque a mares de mejoramiento, calidad, autenticidad, claridad pero sobre todo potenciar el que todos los alumnos aprendan. Así pues, la evaluación es una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones (García Ramos, 1989). Podemos abordar el siguiente concepto de evaluación, un poco más enfocado a nuestra época actual: La evaluación se refiere a la forma en que los profesores y otras personas implicadas en la educación sistemática de un alumno recogen y emplean la información sobre los logros alcanzados y/o desarrollados en las distintas áreas de su experiencia educativa (académica, conductual y social) (Watkins, A. 2007) Esta definición engloba los métodos y procedimientos de todas las formas de evaluación. También, remarca a los agentes implicados en la evaluación: profesores-tutores, maestros y demás personal docente, el personal pedagógico externo, además de los padres y los propios alumnos. Así, la información sobre la evaluación no solo concierne al alumno, sino también al contexto de aprendizaje y, en ocasiones, al ambiente familiar. Podemos partir que la evaluación “es establecer un análisis en pro de mejorar la calidad educativa, ya sea a nivel macro o micro, que implica establecer un proceso a conciencia de acuerdo a las circunstancias del universo a evaluar, donde es necesaria la aplicación multivariada de instrumentos que permitan la inferencia, donde obligatoriamente la evaluación se ve afectada por la participación implícita y explicita de diversos actores educativos, afectando positiva o negativamente el contexto de aprendizaje de los alumnos ya sea para cumplir con la meta “potencializar que todos aprendan”, o para afectar la motivación y autoestima de los mismos alumnos”. LA EVALUACIÓN Y SU RELACIÓN CON SU CONCEPCIÓN Aunque existe una concepción de la evaluación vista por los docentes de manera positiva y para mejorar, eso no da la seguridad de que sea utilizada para tal fin educativo, ya que la manera en que los estudiantes conciben la evaluación choca con la misma esencia de la evaluación y esa visión de dicho proceso es adquirido en la escuela primaria, donde tal nivel es la ancla que determinará el resto de la carrera escolar, allí el alumno aprende a ser evaluado y a evaluar a los demás (Perrenoud, 1190). Dicha concepción la podemos ver descrita por Calatayud Ma. Amparo en su artículo “Reflexión de los alumnos de educación primaria sobre preconcepciones evaluativas”, donde se pueden rescatar las siguientes concepciones: · La evaluación es vista por los alumnos como instrumento sancionador y calificador. · Los alumnos ante una evaluación siente nerviosismo, miedo, preocupación y agobio. · Para los alumnos es más importante es el resultado y no lo aprendido, es decir les preocupa más aprobar que aprender. · El docente es visto como un vigilante y castigador a la hora de realizar una evaluación. · La evaluación afecta la autoestima de los alumnos y su valía personal. · La evaluación es vista bajo un enfoque de pánico y no de ayuda, de comprensión del proceso de enseñanza aprendizaje realizado. · La evaluación es una tradición basada en parámetros de cuantificación. · Los alumnos equiparan a manera de sinónimo con notas o boletas de registro de calificaciones. · Los alumnos conciben a la evaluación como examen donde serán medidos. · La evaluación es una de las actividades más temidas y menos gratificantes para el alumno, y para los docentes es lo que menos los motiva y más los molesta. · La evaluación recae en un solo actor (docente o evaluador), es decir es una heteroevaluación. LA EVALUACIÓN Y SU RELACIÓN CON LA PRÁCTICA DE LA DE ENSEÑANZA Posiblemente uno de los componentes más significativos que exponen a la evaluación como un aspecto fundamental de la educación, es la comprensión por parte de los docentes de la educación de que la evaluación da respuesta "que, cómo, por qué y cuándo enseñar". Es decir, las decisiones que se hayan tomado sobre "qué, cómo, por qué y cuándo evaluar". En general, uno de los objetivos prioritarios de los alumnos es satisfacer las exigencias de los "exámenes" pero satisfacer las exigencias de los exámenes tan solo es una parte de la evaluación más no es la evaluación en sí, como ya se ha venido abordado en puntos anteriores. Entonces la evaluación se relaciona con la enseñanza directamente de acuerdo su función: Función formativa: la evaluación se utiliza preferentemente como estrategia de mejora y para ajustar sobre la marcha, los procesos educativos de cara a conseguir las metas u objetivos previstos. Es la más apropiada para la evaluación de procesos, aunque también es formativa la evaluación de productos educativos, siempre que sus resultados se empleen para la mejor de los mismos. Suele identificarse con la evaluación continua. Función sumativa: suele aplicarse más en la evaluación de productos, es decir, de procesos terminados, con realizaciones precisas y valorables. Con la evaluación no se pretende modificar, ajustar o mejorar el objeto de la evaluación, sino simplemente determinar su valía, en función del empleo que se desea hacer del mismo posteriormente. En palabras de A. de la Orden (1989): "la evaluación, al prescribir realmente los objetivos de la educación, determina, en gran medida... lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los profesores enseñan y cómo lo enseñan, los contenidos y los métodos; en otras palabras, el producto y el proceso de la educación... querámoslo o no, de forma consciente o inconsciente, la actividad educativa de alumnos y profesores está en algún grado canalizada por la evaluación". CONCLUSIÓN - La evaluación es un elemento fundamental de proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que el más importante, puesto la evaluación brinda la posibilidad de la transformación social, por lo que diferenciar la evaluación de la calificación y/o medición conllevaría a una “cultura de evaluación” que bonificaría a la brusquedad de la calidad educativa. - Se debe tomar en cuenta, y en cualquier momento que se realice una valuación, es saber que puede ayudar a mejorar la eficacia de la enseñanza-aprendizaje, y eso sin duda es una herramienta fundamental para el docente para la mejora constante de su trabajo, donde esto se puede comparar con una simple frase “dime cómo evalúas y te diré que tipo de maestro eres”.
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