Criado por Angelica Saeteros
mais de 9 anos atrás
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Introducción La evaluación es parte integrante de nuestra vida, continuamente nos estamos sometiendo a evaluación. Cuando se pretende la excelencia en el desempeño educativo es indispensable continuamente evaluar nuestros propios procedimientos de enseñanza. Es importante que los maestros se adapten a los alumnos para lo cual deben conocerlos, y discernir la manera de proceder con cada uno. Las escuelas se componen de profesionales. Tales profesionales, deben buscar constantemente servir a sus alumnos y a la comunidad de la mejor manera posible. Desarrollo La palabra es un término que se viene usando mucho en las últimas décadas y que en la actualidad está cargado de nuevos significados. Esta apreciación nos debe permitir flexibilizar nuestra mente para ser capaces de captar lo que hoy se entiende por evaluación. Antiguamente se entendía por evaluación, o se hablaba de ella en términos de corrección, de examen, de “cambio de nivel”, del grado de ajuste a unas normas o criterios. En épocas más recientes, la evaluación se ha ejercido como control; se ha aplicado más al producto y a los resultados que a los procesos; ha sido más comprendida como medida y cuantificación; se ha polarizado en exceso en el alumno y su rendimiento más que en cualquier otro factor del proceso de enseñanza-aprendizaje y se ha usado para comparar y clasificar. En muchos momentos, la evaluación educativa es entendida como fuente de mejora. Podemos afirmar con rotundidad que sin evaluación no hay mejora posible y que sólo evaluando de continuo es como lograremos mejorar progresivamente. La evaluación nos permite conocer lo que sucede en la escuela, valorarlo y actuar más eficazmente. Algunas de las definiciones sobre evaluación educativa: “La evaluación es un proceso sistemático de reflexión sobre la práctica” (Rosales, 1989). Es importante que la evaluación se base más en la práctica en lo que realmente acontece y se da en el alumno y en la escuela a diario y que dicha reflexión y todo lo que ella conlleva (recogida de datos, análisis y evaluación de los mismos) se haga procesal y sistemáticamente. Progresiva y con criterio y no de forma puntual y desorganizada. Todo ello nos lleva a la conceptualización que de la evaluación educativa hace: “Proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones adecuadas para proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente”. Por su parte, los diversos autores que nos hablan de la evaluación contínua, se basan en las posibilidades que ésta nos ofrece para disponer permanentemente de información acerca, por ejemplo, del camino que está siguiendo el alumno en su proceso de aprendizaje, en su formación como persona. De este modo, es posible regular los ritmos y estilos de la enseñanza con los del aprendizaje y acompasarlos convenientemente para reforzar los elementos positivos y corregir los negativos mediante las actuaciones que sean necesarias. «La evaluación es un instrumento de diálogo, comprensión y mejora de la práctica educativa» (Santos Guerra, M. A., 1993). Al definirlo así, se nos indica la vocación colectiva que conlleva todo proceso evaluativo, tanto en su diseño y aplicación, como en su uso posterior. Ese diálogo afecta a toda la comunidad educativa y a la sociedad a la que se sirve. Todos deben contribuir a comparar la práctica con los criterios, con los valores y capacidades consensuadas por todos los implicados en el proyecto educativo y colaborar en mejorar los aspectos detectados como deficientes o ausentes. No quisiéramos dejar de subrayar la dimensión instrumental que muy acertadamente señala Santos Guerra en su conceptualización. Entendiendo por instrumento, tal y como aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española aquello ”de lo que nos servimos para hacer una cosa o conseguir un fin”. La evaluación, en nuestra práctica habitual, carece de esta dimensión instrumental ya que solemos hacerla tarde y no solemos tenerla en cuenta… Para recuperar esta dimensión debemos evaluar al principio, a lo largo y al final del proceso educativo y tomar decisiones, manteniendo o modificando aquello que interfiere, desoriente o limite los fines educativos trazados. La evaluación educativa afecta a todos y hace intervenir a todos No debemos seguir evaluando de forma fragmentada y puntualmente. La evaluación no es algo unidireccional y potestad de un sector de la población escolar. Conclusión · El cambio y la mejora de la calidad en los centros educativos es un objetivo alcanzable si se mejoran los procesos de gestión, de organización. Una de las herramientas que posibilitan esta mejora en la gestión es la evaluación. · La evaluación facilita la información necesaria sobre el estado del centro, potenciando mecanismos de discusión, reflexión y participación de todos los agentes implicados. · La evaluación perderá su sentido si no está enfocada a analizar la eficiencia y la efectividad del sistema para lograr un determinado perfil de centro y una determinada posición del mismo en el entorno. · La evaluación nos sirve para analizar la puesta en marcha y el desarrollo del proyecto educativo. · La evaluación es una herramienta idónea para constatar el grado de cumplimiento de diversas metas y objetivos del Proyecto Educativo.
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