La sentencia de muerte constituyó una grave violación. No se llevó el debido proceso, Jesucristo de antemano fue dado como culpable, es decir, la forma en que actúa un sistema perverso: primero se sentencia y después se investiga. Cristo vino a la Tierra con la misión última de ser sacrificado como un cordero. La crucifixión en absoluto le llegó de sorpresa. Al contrario: Él ya sabía muy bien a lo que venía. Así, con el derramamiento de su sangre preciosa, Dios perdonaba los pecados de la humanidad. O al menos los de aquellas personas que se arrepientan de su mala conducta y crean en Jesús como su Señor y salvador. Por esto es que se llama a Cristo “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Un judío mataba a un cordero para que se lavasen sus pecados. Dios sacrificó a su propio hijo como a un cordero para lavar los pecados del mundo.
Para llevar a cabo los propósitos sociales sin justificación
Pilato y su doble discurso al decir que no hallaba culpa alguna en Jesucristo y soltarlo; y por otro lado mantener la culpabilidad para agradar a los que sin pruebas acusaban a Jesucristo. O sea Pilato no tuvo el carácter ni las agallas para decidir entre lo correcto e incorrecto. En el texto de la Biblia que hemos leído y que vamos a considerar en este mensaje hasta el final, el Señor Jesucristo se llama a sí mismo "el Hijo del Hombre", es Jesús quien habla allí para afirmar la necesidad ineludible de su propio sacrificio por nosotros cuando dice: "es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [en la cruz]".
La envidia de los líderes religiosos
en muchos casos vivimos de apariencia presentándonos ante los demás como personas puras, inofensivas, honestas, con el título de “justos” pero detrás de nuestras mascaras se esconde lo que realmente somos, unos miedosos faltos de coraje (por no decir cobarde) incapaces de preferir y defender la verdad por no perder lo que tenemos. "Y, como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [en la cruz]; para que todo aquel que en Él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3: 14-16) Es en la cruz donde Cristo obtuvo nuestra eterna salvación; de manera que somos salvados cuando creemos en Él en ese punto especial de su muerte por nosotros.
la traición de Judas fue un acto que hasta la fecha se sigue tratando de saber los motivos porque somos perturbados cuando alguien o algo hace algo que solo en nuestra imaginación podría suceder, En judas vemos al culpable inocente y al inocente lo victimizamos de acuerdo a nuestra conveniencia o a la piedad que prendemos tener. No hay excusa para nadie, todos somos responsables de nuestros actos y más aun los que tienen que ver con traicionar a otros para obtener nuestros propios beneficios. En ese sentido no cabe duda que la mayoría de personas cuando comenten un pecado o error no es porque alguien los obligue o seduzca, simplemente ellos solos deciden qué camino tomar.
Aporte Personal: ¿Por qué murió Cristo?
Jesús murió para que los humanos recibieran el perdón de sus pecados y la vida eterna (Romanos 6:23; Efesios 1:7). Además, al morir fiel, Jesús demostró que un ser humano puede permanecer leal a Dios incluso ante las pruebas más difíciles (Hebreos 4:15). Jesús murió para que obtuviéramos “el perdón de nuestros pecados” (Colosenses 1:14). Dios hizo a Adán —el primer ser humano— perfecto, libre de pecado. Pero él decidió desobedecer a Dios, o pecar. Eso tuvo graves consecuencias para sus descendientes Jesús murió “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Adán fue creado para vivir para siempre, pero, cuando pecó, recibió la condena de muerte. Por culpa de Adán, “el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). Como Jesús fue “obediente hasta la muerte”, demostró que un ser humano puede permanecer fiel a Dios ante cualquier prueba (Filipenses 2:8). El cuerpo y la mente de Adán eran perfectos. Pero Adán deseó con egoísmo algo que no le pertenecía y desobedeció a Dios (Génesis 2:16, 17; 3:6). Tiempo después, el mayor enemigo de Dios, Satanás, dio a entender que ningún ser humano obedecería a Dios desinteresadamente, y menos aún al ver su vida en juego (Job 2:4). Sin embargo, Jesús, que también era perfecto, obedeció a Dios en todo y siempre fue leal a él, a pesar de que esto le supuso sufrir una muerte dolorosa y humillante (Hebreos 7:26). De este modo, zanjó la cuestión de una vez por todas: un ser humano sí puede ser fiel a Dios ante cualquier prueba. La Biblia dice que Jesús murió a “la hora nona”, es decir, como a las tres de la tarde del día de la Pascua judía (Marcos 15:33-37, nota). Si usamos el calendario moderno para determinar esa fecha, llegamos al 1 de abril del año 33 de nuestra era.
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